lunes, 30 de noviembre de 2009

Saul Bass, el artista de los títulos de crédito.






Diseñador de títulos de crédito, trailers, carteles y logotipos, fue Saul Bass un creador con un estilo propio e intransferible, posteriormente mil veces imitado, que hizo que los títulos de una película o de un cartel pudieran ser considerados obras de arte.

Sus primeros trabajos cinematográficos consistieron en la realización de carteles de películas. En una época en la que la norma era que en los carteles aparecieran siempre los rostros o los cuerpos de los actores, Bass innovó con sus diseños abstractos basados en líneas simples en los que el cartel cinematográfico pasaba a ser una nueva forma de expresión artística. En los años 50 crea la Saul Bass & Associates, una empresa publicitaria con la que marcará un hito en el diseño de los títulos de crédito en el cine. En esa pequeñas obras de arte que son las secuencias de títulos de Bass es sugerir un mensaje con un mínimo de medios expresivos. Esas secuencias de créditos tienen relación con la propia película, se integran en la trama, son como una pequeña narración que nos introduce en la historia. En sus doce colaboraciones con Otto Preminger dió a esas películas una unidad de la que en realidad carecían. Las partituras jazzisticas de Duke Ellington para Anatomía de un asesinato y de Elmer Bernstein para El hombre del brazo de oro se fundían a la perfección con sus estilizados diseños. Para Hitchcock hizo los títulos de crédito de Vértigo, Con la muerte en los talones y Psicosis. En esta última diseñó el storyboard de la famosa escena de la ducha, incluso corrió el rumor de que la había dirigido él personalmente, cosa que don Alfred siempre negó. Mark Robson, William Wyler, Stanley Kramer, Martin Ritt, Stanley Kubrick, Robert Wise son otros tantos directores con los que Saul Bass colaboró en la elaboración de los títulos.





En los años 60 realizó varios cortometrajes. Uno de ellos, fechado en 1968 y titulado Why Man Creates ganó un Oscar. Es asimismo Saul Bass uno de esos extraños miembros del club de los directores de película única. Se trata de Phase IV, realizada en 1974, un curioso e inclasificable film de ciencia ficción con hormigas inteligentes enfrentándose a científicos.
En 1979 anuncia su retirada del cine aunque a principios de los 80 lo recupera para que trabaje para su película Al filo de la noticia. Ya en la década de los 90 colabora con Martin Scorsese, gran admirador suyo, en Uno de los nuestros, El cabo del miedo, La edad de la inocencia y Casino.

Murió Saul Bass en Los Angeles en abril de 1996, a la edad de 75 años.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mujeres.

Me estremeció la mujer que empinaba a sus hijos
hacia la estrella de aquella otra madre mayor
y como los recogía del polvo teñido
para enterrarlos debajo de su corazón.
Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo
siempre a la sombra y llenando un espacio vital.
Me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
de la melena invencible de aquel alemán.
Me estremeció la muchacha hija de aquel feroz continente
que se marchó de su casa para otra, de toda la gente.
Me han estremecido un montón de mujeres
mujeres de fuego, mujeres de nieve.
Pero lo que me ha estremecido
hasta perder casi el sentido
lo que a mi más me ha estremecido
son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos.
Me estremeció la mujer que parió once hijos
en el tiempo de la harina y un kilo de pan
y los miró endurecerse mascando carijos.
Me estremeció porque era mi abuela, además.
Me estremecieron mujeres que la historia anotó entre laureles
y otras desconocidas, gigantes que no hay libro que las aguante.
Me han estremecido un montón de mujeres
mujeres de fuego, mujeres de nieve.
Pero lo que me ha estremecido
hasta perder casi el sentido
lo que a mi más me ha estremecido
son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos.
Silvio Rodríguez


Cine para leer.

Ahora que ya tenemos a la vuelta del calendario esas maravillosas, entrañables y odiosas fiestas navideñas, ahí va una lista de buenos libros sobre cine, para regalar, o ser regalados:

  • PETER BOGDANOVICH, El director es la estrella (I y II).
  • JOSE LUIS GUARNER, Autorretrato del cronista.
  • NESTOR ALMENDROS, Cinemanía.
  • FRANÇOIS TRUFFAUT, Las películas de mi vida.
  • CAMERON CROWE, Conversaciones con Billy Wilder.
  • PERE GIMFERRER, Cine y literatura.
  • SANTIAGO SANCHEZ, La melancolía de la revolución.
  • DONALD SPOTO, Las damas de Hitchcock.
  • JUAN COBOS, Orson Welles. España como obsesión.
  • JOSEPH McBRIDE, Hawks según Hawks.
  • ROGER CORMAN, Cómo hice cien films en Hollywood y nunca perdí ni un céntimo.
  • FRANÇOIS TRUFFAUT, El cine según Hitchcock.
  • ANDRE BAZIN, ¿Qué es el cine?
  • QUIM CASAS, Fritz Lang.
  • TOM WOOD, ¿Quién diantres eres Billy Wilder?
  • JOSEPH McBRIDE, Tras la pista de John Ford.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La música del azar: "La superbe", Benjamin Biolay.

Leído en el muy recomendable blog hoy puede ser un gran día :

Lo bello y lo triste.

Benjamin Biolay me gusta desde el minuto uno. Desde el principio. Su Rose Kennedy, de un clasicismo tan elegante. Négatif, maravilloso. El divertimento de Home con su ex Chiara Mastrioianni, una delicia. (Saltamos el insulsillo À l'origine). Pero con Trash Yéyé algo pasó. Algo más. Algo que me obligó a arrodillarme. BB tenía otra pinta. Su aspecto cool de niño bien plantado se había mutado en un aire de estar de vuelta, dolorosamente de regreso, tristemente derrotado. Punzante y cegador descreimiento. La pérdida de la inocencia. Ojeras de trasnochador. Mirada perdida. Descuido. Y las letras... BB era otro. Los juegos de palabras de antes, inofensivos y lúdicos, habían dado paso a letras brutales, crudas y sin tregua. Trash Yéyé era una radiografía del amor, del desamor, de la ruptura, del dolor, de la rabia, de lo que queda, de lo que se borra, del abandono, del abandonarse. Desolación en estado puro a pesar de los hermosos intentos de esconderla en melodías azucaradas. Lo escuché obsesivamente durante muchos meses. Bien avant, la primera canción, me sigue pareciendo el texto más implacable que he escuchado jamás sobre cómo y cuánto, a veces, se arruga el amor. Con La Superbe este Benicio del Toro a la francesa suma y sigue. Otra vez letras que sacuden. La falta de fe. Las adicciones y las trampas para superarla. Lo inevitable. Disparos certeros. En el centro del corazón. El peso de la soledad. J'ai cru les gens qui m'entourent qui rêvent de bonheur, mais se foutent éperdument du nôtre. Los días que pasan. El tiempo que se fue. La decepción. Déçu de vous, déçu de nous, je ne crois plus en rien de tout. La culpa. Tout ça me tourmente un peu, mais dès 20h30, oui, dès 20h30, j'ai pas le coeur, je n'ai que ma queue. La belleza de ciertos instantes. Et encore, et encore, caresser tes cheveux. Catástrofes anunciadas. Elle est là, tu la sens et tu sens que tu l'as dans le sang. Rayos de esperanza. Nostalgias que no se curan. El sexo. Prenons le large, prenons le large, ne rentrons pas mon coeur. Destellos. Fatalismo infeccioso. La vida. Quelle est courte, hélas, cette vie déguelasse. No quiero dejar de escuchar 15 août, Padam, Ton Héritage, Si tu suis mon regard, Brandt Rhapsody, L'espoir fait vivre, Prenons le large, Tout ça me tourmente, Reviens mon amour, ni... ni... Obra maestra. 23 canciones que se pasean como quieren por tantos territorios (jazz, pop, chanson, spoken word, electrónica...). A dosificar. Por aquello del síndrome de Stendhal. Hay una tristeza perfecta en este último Biolay. Una melancolía que crea adicción. Música hiperestésica para hiperestésicos. Uno se quiere quedar a vivir en sus canciones. Por la compañía. Por la comodidad. Hay desnudez e indefensión en el que canta. Y ahí estás tú obligado, también, a quedarte desnudo. Indefenso. À poil.A Biolay no le gusta hablar de sus canciones. Normal. Ya lo dicen todo ellas solitas. Se explican tan bien. Te explican tan bien. Se escriben tan bien. Te (d)escriben tan bien.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La tía Tula (Miguel Picazo, 1963)

La tía Tula es una película clave de una época del cine español. Por una parte se trata de una de las escasas adaptaciones que se han hecho para el cine de una obra de Miguel de Unamuno. De otro lado, su importancia estriba en la precisa manera en que es representativa de la vida en provincias en un país y en un momento histórico, años 60, en el que en otros lugares comenzaban a germinar lmovimientos que llevarían más adelante a profundos cambios sociales. La adaptación por parte de Miguel Picazo de la novela unamuniana fue bastante libre. Al director le interesaba más que nada las relaciones entre Tula y Ramiro, el esposo de su hermana que al fallecer ésta se va a vivir con sus dos hijos a casa de Tula, articulando así la película sobre el motivo central de la represión sexual en una cerrada y endogámica sociedad de una pequeña ciudad. El microcosmos que presentaba, al igual que otra gran película anterior -Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956)-, era la trasposición de un país, España, que se mantenía anclado en unas rancias costumbres y en una moral católica represora.
La tía Tula fue presentada en el Festival de San Sebastián de 1964 y ganó el Premio a la mejor Dirección además de la Perla del Cantábrico a la mejor película en español. Asimismo tuvo un notable éxito de público, que encontró en los personajes de la película aspectos y problemas plenamente reconocibles.
El film se sustenta sobre las consecuencias de una determinada educación -con su concepción del sexo como pecado- ejercida férreamente por la Iglesia Católica. La represión sexual de Tula y la sublimación que de esa represión lleva a cabo solo puede acarrear resultados negativos. El atávico machismo inculcado en la sociedad española todavía cercena más las pocas salidas que se le ofrecen a una mujer como Tula, soltera y virgen, ya rebasada la treintena. Picazo acierta al retratar la verdad que se esconde tras el altruista comportamiento de la Tía Tula. Escenas como la de la confesión de Tula al párroco -extraordinario José María Prada- son de una precisión admirable. Al final la soledad y la derrota serán el único horizonte en la vida del personaje encarnado por Aurora Bautista.
La tía Tula supuso el punto culminante en la filmografía de su director, Miguel Picazo, quien bajará el nivel en sus posteriores trabajos. En su deber está el acierto de recuperar a una excelente Aurora Bautista, la que había sido balnca heroína en aquellos films de Orduña, falseadas películas históricas de cartón piedra a mayor gloria de cierta idea rancia y obsoleta de un país impuesta por el régimen de Franco. Su interpretación de Tula rompe con el estereotipo asignado a la actriz y, en un papel totalmente distinto, el resultado es excelente.

martes, 17 de noviembre de 2009

Claudia Cardinale.




Sus enigmáticos y profundos ojos negros, sus rasgos cálidos y belleza mediterránea la convirtieron en mito erótico de los 60, pero ella lo supo alternar con interpretaciones de prestigio como en sus tres películas a las órdenes de Lucchino Visconti: Rocco y sus hermanos (1960), El gatopardo (1962) y Confidencias (1974)



Las puertas del cine se abrieron para ella como para otras grandes divas italianas tras un concurso de belleza. Salió de su tierra, Túnez, rumbo a Italia en 1956 sin saber nada de italiano y sin ninguna experiencia como actriz. Pero no se conformó con ser solamente una cara bonita y un cuerpo escultural, y estudió interpretación en el prestigioso Centro Sperimentale di Roma.

En 1958 su papel como la hermana siciliana encerrada en Rufufú, la portentosa comedia de Mario Monicelli, le dió notoriedad pública y dejó bien claras sus bazas: un rostro moreno, racial, un cuerpo turbador y una voz grave. Tras La muchacha de la maleta (Valerio Zurlini,1961) se mantiene en la primera línea del cine italiano. Además de sus trabajos para Lucchino Visconti fue la esencia misma de los sueños de Mastroianni / Fellini en Ocho y medio (1963).







Hoy Claudia Cardinale a sus 71 años conserva una desbordante vitalidad y dice no sentir nostalgia de su pasado. Su próximo proyecto la unirá al director italiano Gianni Amelio en El primer hombre, sobre la vida del escritor francés Albert Camus.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Let's Get Lost (Bruce Weber, 1988)



En algún momento de la película alguien dice: Todo el mundo tiene una historia sobre Chet Baker. El propio músico inventó historias sobre determinados sucesos de su vida, como si quisiera contribuir a su propia leyenda. Bruce Weber, autor del documental, quiso hacer su historia sobre el trompetista, retratado en Let's Get Lost, muestra de la fascinación que el personaje Chet Baker ejerció sobre el fotógrafo y director Bruce Weber.





Pero, ¿cómo era Chet Baker? ¿Qué extraña fascinación ejercía sobre todas las personas que se acercaban a su figura? Chet era un seductor nato, pero también un embaucador, un manipulador que atraía a las mujeres mostrando con descaro su lado más frágil. Y ¡claro!, estaba su mágica trompeta y su susurrante e hipnótica voz. Tocaba en una delicada sordina y, más que cantar, musitaba con su sedosa voz, bajo la que dormitaba una poco inocente pulsión sexual. Las mujeres le adoraban y a él le gustaba sentirse adorado. Las mujeres, los buenos coches ... y las drogas fueron los tres vértices de su insaciable impulso hedonista. Con las drogas fue un amante adictivo hasta el punto de tocar sólo para pagarlas. En el film habla de ellas con una hiriente naturalidad: su mejor viaje -dice a la cámara- era el de speedball combinado con heroína y cocaína, con unas dosis muy precisas.
El documental, filmado en un precioso blanco y negro poco contrastado, alterna escenas filmadas por Bruce Weber con Chet Baker, con imágenes documentales, fotografías del músico realizadas por William Claxton, testimonios de familiares, músicos, mujeres, colegas, en un caleidoscópico diálogo entre el pasado y el presente del trompetista. Desde la belleza hasta la ruina, un paseo melancólico por el lado oscuro del artista. Cuando Chet aparece en pantalla en los momentos íntimos de la grabación del disco que sería su obra póstuma, Bruce Weber filma al músico con una devoción absoluta. Vemos a un artista genial enfrentándose a sus fantasmas y creando belleza, desplegando todo su talento a través de una trompeta y una voz conmovedoras. Uno de esos momentos mágicos ocurre en Cannes. En una actuación en un hotel, el concierto está llegando a su fin. El ruidoso público parece poco interesado en la música de Chet Baker. El ajado trompetista, cuyo rostro es una pálida sombra de lo que fue, se acerca al micrófono y dice: Bien, hemos llegado a esta hora de la noche, donde ya no queda mucho más, así que os agradeceré que intentéis estar callados porque este tipo de canciones ..., ya sabéis. Aplausos. Tras unos segundos Chet entona un hipnótico y arrebatador Almost Blue:



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Cuando Bruce Weber le pregunta en una de las últimas escenas de la película: Cuando veas esta película en el futuro ¿la recordarás como un buen momento?, Chet responde: Ha sido un sueño. No llegó a ver terminada Let's Get Lost. Dicen que cayó del balcón de su hotel en Amsterdam cuando pretendía recuperar su amada trompeta. Pero es posible que se trate de otra más de las historias sobre Chet.
Nominado a los Oscar, Let's Get Lost ganó el Premio de la Crítica del Festival de Venecia. El Festival de Cannes recuperó el año pasado la película y la programó como todo un clásico del género documental musical. Más de 20 años después de su estreno en los E.E.U.U. la hemos podido disfrutar en los cines españoles. Imprescindible para los amantes del jazz, los degustadores del buen cine documental y los del buen cine en general.



miércoles, 11 de noviembre de 2009

Otra vez el Horror.


Las invasiones bárbaras (Denys Arcand, 2003)







  • Enfermera: Habla así porque vivimos una época horrible.

  • Remy: No, no tanto. Contrariamente a lo que se cree, el siglo XX no ha sido más sangriento que otros. Se calcula que murieron 100 millones en las guerras. Añada 10 millones del gulag ruso. Los campos chinos ..., no se sabe, pero digamos 20 millones. O sea, que murieron unos 130, 135 millones. Tampoco es para tanto si recuerda que en el XVI los españoles y los portugueses, sin cámaras de gas ni bombas, hicieron desaparecer a 150 millones en América Latina. Matar 150 millones con hachas representa mucho trabajo. Claro que su Iglesia les apoyó, pero sigue siendo trabajo. Por eso en América del Norte, ingleses, franceses y luego americanos se sintieron inspirados y degollaron a 50 millones. En total 200 millones. La mayor matanza de la Humanidad fue aquí, a nuestro alrededor, pero no hay ni un solo museo de ese holocausto. La Historia de la Humanidad es la historia del Horror.

martes, 10 de noviembre de 2009

La belleza antigua de Marina Hands.



Marina Hands era para el que escribe una perfecta desconocida hasta que ví Lady Chatterley, adaptación de una de las versiones menos conocidas de la famosa novela de D.H. Lawrence a cargo de la realizadora francesa Pascale Ferran. Marina Hands era Lady Chatterley. Ayer revisando Las invasiones bárbaras volví a encontrarme con ella. Era la novia del hijo de Remi, el intelectual mujeriego que espera a la muerte en compañía de sus amigos.
Marisa Hands es una belleza antigua, una Constance Chatterley cuyo redondeado rostro se sorprende ante las manifestaciones de una naturaleza exultante. Unos ojos pequeños que quieren descubrir cuanto miran, siempre adelante. Un cuerpo desnudo que comprueba el placer de correr y jugar con su amante bajo una torrencial lluvia primaveral en el espacio liberador del bosque.
Marina Hands ganó el César a la mejor actriz en Francia aquel año. Dejó Chatterley atrás y se embarcó en nuevos proyectos. Por desgracia no la volví a ver. Sabremos esperar. El futuro es suyo ...



Filmografía seleccionada:
2009 Le code a changé (Danièle Thompson)
2009 Mères et Filles (Julie Lopes-Curval)
2008 Story of Jen (François Rotger)
2007 La escafandra y la mariposa (Julien Schnabel)
2006 Ne le dis a personne (Guillaume Canet)
2006 Lady Chatterley (Pascale Ferran)
2003 Las invasiones bárbaras(Denys Arcand)
1999 La fidelidad (Andrzej Zulawski)

domingo, 8 de noviembre de 2009

Las edades de Maribel.



  • 17 años. La estanquera de Vallecas. ¿Cómo olvidar a la sobrina de la estanquera, una Maribel rebosante de erotismo ochentero? Compartiendo cartel con dos grandes como Emma Penella y José Luis Gómez en esta comedia negra sobre el Madrid, más en concreto Vallecas, más lumpen y quinqui.



  • 21 años. Amantes. Portentosa Maribel Verdú en el intenso drama negro de Vicente Aranda. Una interpretación, la de Trini, novia formal del soldado Jorge Sanz, por la que recibiría su primera nominación a los Goya. Mano a mano con una no menos soberbia Victoria Abril, enfrentadas por un hombre mediocre en una época mediocre. La historia de un crimen real que hoy llenaría espacios de telebasura en TV: un soldado recién licenciado que termina matando a su novia de siempre (estremecedora secuencia frente a la catedral de Burgos) por las exigencias de su amante, una pasional viuda que se muere de celos al pensar en su juguete en brazos de otra mujer.








  • 22 años. Belle epoque. Comedia que es a la vez una celebración gozosa y melancólica de un tiempo en una España que pudo ser y no fue. Maribel es una de las cuatro encantadoras hijas de un pintor republicano (Fernando Fernán-Gómez) que encandilaban a un pasmado Jorge Sanz, al que por cierto, en esta película se le entendían casi todas sus frases.




  • 23 años. Huevos de oro. A la sombra de un desmesurado Javier Bardem, la Verdú vuelve a estar estupenda en un papel arriesgado en la infravalorada obra de Bigas Luna. Aquí es una de las mujeres que son utilizadas por Benito González, el constructor hortera y machoman, para ascender en el mundo empresarial. A pesar de tener más de 15 años la película sigue estando de actualidad. a los casos me remito.




  • 27 años. La buena estrella. Ricardo Franco le brindó uno de los papeles de su vida, con el que demostrar su enorme capacidad y oficio con uno de esos personajes que dejan huella: Marina, la tuerta, maltratada por su novio (grande Jordi Mollá), a la que la vida le depara una oportunidad al cruzarse con Rafael el carnicero (Antonio Resines) quien le ofrece su casa a ella y al bebé que espera. Es su tercera nominación a los Goya (no lo ganará hasta el 2008).





  • 31 años. Y tu mamá también. El principio de su renacer como actriz. Simplemente sublime. Una mujer que toma las riendas entre dos machitos recién salidos de la adolescencia y con las hormonas desatadas. Road movie de alto voltaje erótico y sentimental con la que Maribel conquista al público de América Latina.




  • 36 años. El laberinto del fauno. Guillermo del Toro, amigo de Alfonso Cuarón, la conoció en el rodaje de Y tu mamá también y quedó impresionado. En esta fábula con el terrible telón de fondo de la Guerra Civil española, Maribel interpreta con su habitual solidez a una doliente mujer que está familiar y moralmente comprometida con el maquis. Cuarta de sus nominaciones al Goya.



  • 38 años. Los girasoles ciegos. Una Maribel Verdú en plena madurez profesional es lo mejor de la desigual película de José Luis Cuerda. Sabe ser contenida y pasional, sabe llorar mejor que ninguna otra actriz. Seduce cuando quiere y cuando no quiere al personaje del cura interpretado por Raul Arévalo (que parece que se acaba de disfrazar de eclesiástico para la ocasión).

martes, 3 de noviembre de 2009

Willem Dafoe.



Con sus peculiares facciones, Willem Dafoe podía haberse convertido en uno de esos actores especializados en los papeles de villanos. Pero él nunca ha querido acomodarse. Es un actor que arriesga en cada nuevo proyecto, no le importa si es un protagonista o un secundario. Su turbia expresión, su anguloso rostro, otorgan a sus personajes un aura trágica que el actor de Wisconsin combina con un innegable talento interpretativo curtido en casi 30 años de trabajos en el cine y en esporádicas fugas teatrales (es coproductor y miembro fundador de la compañia The Wooster Group). Fue precisamente en el teatro de vanguardia donde comenzó a actuar, y a principios de los 80 debuta en el cine. Su primer papel importante es en The Loveless, ópera prima de la realizadora Kathryn Bigelow, una violenta historia de bandas de motoristas ambientada en los años 50. Tras hacer de secundario en el delirio esteticista El ansia (Ridley Scott, 1983), Walter Hill le brinda el papel por el que será "descubierto por el gran público": en Calles de fuego es Raven, el villano de cómic que se enfrenta al héroe Tom Cody (Michael Paré). Pero el principal impulso a su carrera le llega con la nominación al Oscar por Platoon. Nuestro hombre no se deja encasillar fácilmente y pasa de sargento en Vietnam con Oliver Stone al mismísimo Jesucristo, más humanizado que nunca según Martin Scorsese y su guionista Paul Schrader. Y de ahí, al perspicaz agente del FBI de Arde Mississipi, y a tantos y tantos papeles, alternando protagonistas con secundarios hasta crear una muy interesante filmografía en la que tampoco falta algún desliz, como muestra un engendro del calibre de El cuerpo del delito, junto a la inefable Madonna de nuevo jugando a ser actriz.
Bajo la batuta de Paul Schrader ha trabajado en cuatro films: en Posibilidad de escape borda su personaje de camello hastiado que busca sin suerte luchar contra su fatalista destino. Luego vendrá Aflicción, obra magna de Schrader en la que hace de hermano del gran Nick Nolte. En Desenfocado es el compañero de correrías erótico-festivas del actor de Tv Bob Crane (Greg Kinnear). Adam Resurrected ha sido muy bien acogida en la recién terminada Seminci de Valladolid, aunque se fue sin premio alguno.

Auténtico camaleón, a veces lleva a cabo elaboradas transformaciones como su bizarro Bobby Peru de Corazón Salvaje, o el trasunto de Nosferatu en La sombra del vampiro (nueva candidatura al Oscar). En los últimos años ha alternado rarezas como eXistenz de David Cronenberg con franquicias como Spiderman, además de asumir el riesgo y tener el valor de repetir con el enfant terrible de Lars Von Trier. Su corto papel del gangster padre de Grace (Bryce Dallas Howard) le supo a poco y repitió con el señor Lars, ahora ya con mayor protagonismo en Antichrist, en la que junto a Charlotte Gainsbourgh son cómplices del director danés en un ejercicio de funambulismo sin red. Otra muestra de su ambivalencia y capacidad está en The Dust of Time, 2ª parte de la trilogia histórica de Theo Angelopoulos presentada en la última Seminci, en la que interpreta a A, un cineasta norteamericano de origen griego.
Es Willem Dafoe uno de los actores más originales y magnéticos del cine actual.



Filmografía seleccionada:



1982 The Loveless (Kathryn Bigelow)
1983 El ansia (Tony Scott)
1984 Calles de fuego (Walter Hill)
1985 Vivir y morir en Los Angeles (William Friedkin)
1986 Platoon (Oliver Stone)
1988 La última tentación de Cristo (Martin Scorsese)
1988 Arde Mississipi (Alan Parker)
1989 Nacido el 4 de Julio (Oliver Stone)
1990 Corazón salvaje (David Lynch)
1991 Posibilidad de escape (Paul Schrader)
1993 Tan lejos, tan cerca (Win Wenders)
1996 El paciente inglés (Anthony Minghella)
1997 Aflicción (Paul Schrader)
1998 Lulu on the Bridge (Paul Auster)
1998 New Rose Hotel (Abel Ferrara)
1999 eXistenz (David Cronenberg)
2000 La sombra del vampiro (Elias Merhige)
2002 Desenfocado (Paul Schrader)
2002 Spiderman (Sam Raimi)
2004 El aviador (Martin Scorsese)
2004 The Life Aquatic (Wes Anderson)
2005 Manderlay (Lars Von Trier)
2006 Plan oculto (Spike Lee)
2007 Go Go Tales (Abel Ferrara)
2008 Adam Resurrected (Paul Schrader)
2009 Antichrist (Lars Von Trier)
2009 The Dust of Time (Theo Angelopoulos)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Bogie & Katie in Africa.



La Reina de Africa (John Huston, 1951)

  • Bogart: El río parece cansado de tanto salto, y ha decidido descansar.
  • Katie: Aquí debe ser donde el río cambia de nombre.
  • Bogart: Pellízcame, Rosie. Aquí estamos, sobre el río, como Marco Antonio y Cleopatra. Todo ha sido gracias a ti, ¿no estás orgullosa?
  • Katie: Claro que no. Tú hiciste funcionar el motor y arreglaste la hélice, no yo. Ningún otro hombre lo habría hecho.
  • Bogart: Sí, pero es que ninguno te tiene a tí. Nunca olvidaré tu mirada en las cataratas. Cabeza alta y pelo al viento. Eras la viva imagen de una heroína.
  • Katie: Yo ... una heroína. Charlie, has perdido el juicio. Y el corazón también.
  • Bogart: ¿Tiro el ancla, tesoro?
  • Katie: Si el río descansa, nosotros también.