viernes, 29 de abril de 2011

Operación Pacífico (Blake Edwards, 1959).




Operación Pacífico es una comedia que comienza de la manera más seria, como si se tratara de un drama bélico. Un submarino va a ser enviado al desguace. El almirante Sherman (Cary Grant) -antiguo capitán del Tiger Sea en los tiempos de la 2ª Guerra Mundial- llega momentos antes de que ocurra. Recorre sus estancias con evidente nostalgia, quiere despedirse del compañero de fatigas que les albergó en aquellos dramáticos momentos de la guerra. Cuando entra en su camarote, encuentra el que fue su diario de a bordo y comienza a leerlo, y de esa manera tan clásica, se introduce el largo flashback que nos lleva a la costa filipina en plena 2ª Guerra Mundial y que es la base de la película hasta la última secuencia en que se vuelve al tiempo inicial, y que funciona como epílogo. Tras un fulgurante ataque de la aviación japonesa. El Tigre del Mar resulta seriamente dañado. El capitán Sherman y sus hombres proponen al mando arreglarlo para poder llegar hasta un astillero en el que será reparado. Tienen dos semanas para conseguirlo. Pero en Operación Pacífico, a pesar de la muy conseguida ambientación y diseño de producción, no asistimos a ninguna hazaña bélica, ni a epopeyas de heroísmo submarino. Tan solo hay una acción de guerra, cuando el Tiger Sea viaja renqueante hacia el astillero y tiene la oportunidad de hundir un destructor japonés, acción que acaba de forma cómica con el lanzamiento involuntario de un torpedo que tras cruzar la playa, desviado de su objetivo real, hace estallar un camión. Habrá otro bombardeo japonés pero esta vez parece menos dramático al introducir Edwards un elemento chocante. Los soldados celebran en cubierta el Año Nuevo con un gran festín que se ve interrumpido por el ataque. Al sumergirse el submarino precipitadamente, toda la comida y la bebida queda barrida por el oleaje que provoca la inmersión, es una idea brillante de puesta en escena.

Operación Pacífico es una comedia que se introduce sutilmente en un realista entorno bélico o tambien un film bélico con elementos de comedia. Hay en ella un interés claro por el contexto en que se desarrolla, por la insistencia en situar geograficamente la historia y en unas fechas determinadas, como ocurre con otra comedia de Edwards también anclada en la 2ª Guerra Mundial, la ácida ¿Qué hiciste en la guerra, papi? (1966). Desde ese bien delimitado entorno realista, Edwards introduce de modo natural, sin forzar, elementos cómicos. Lo absurdo se apodera de lo cotidiano y nace el humor. El film se desliza hacia la comedia desde el momento en el que Holden (Tony Curtis) es nombrado jefe de suministros de la nave. El teniente Holden es un personaje ajeno al estamenro militar. En su primera aparición, todo vestido de blanco, los hombres de Sherman se burlan de él. Pero consigue ganarse la confianza del capitán saltándose todos los reglamentos legales para conseguir lo que necesitan, robando piezas o incluso comida (hilarante la secuencia con el cerdo). Siguiendo con esa intromisión de elementos ajenos, 5 mujeres oficiales se convierten en nuevos e indeseados tripulantes del submarino, generando en la tropa un sinfín de reacciones, que van de lo ingenioso a lo más previsible. Esa irrupción de lo femenino en un universo tan cerrado y normalizado como el de la tripulación de un submarino pone en peligro el status masculino y los espacios reservados a él. Pero la guerra de sexos sólo puede acabar, según Edwards... en matrimonio. En el epílogo lo sabremos.

Algunos momentos a recordar: la secuencia en la que los buques americanos atacan al submarino creyéndolo enemigo, y que se resuelve lanzando la ropa interior femenina como si fuera un torpedo; el momento en el que el submarino, pintado de rosa, regresa a puerto ante las mofas de los marines; las escenas del robo de piezas y material por parte de Holden y sus hombres resueltas con acertadas elipsis; el roce en los estrechos pasillos del submarino entre los hombres y los exuberantes pechos de la teniente Crandall; la ropa interior femenina como útil recurso para reparar desperfectos en la sala de máquinas del submarino.
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lunes, 25 de abril de 2011

La música del azar: Portishead.








Los dos primeros discos de Portishead son, hoy por hoy, dos clásicos de la música popular, dos obras que han ejercido una enorme influencia en toda la música posterior. Los de Bristol ostentan desde entonces un estatus de grupo de culto pese a la inactividad creativa que vino después.

En su música encontramos una perfecta conjunción de elementos orgánicos y electrónicos, mediante ritmos ralentizados, narcóticos y penetrantes, que parecen estar en permanente estado de ensoñación. En sus envolventes atmósferas, aparecen referencias de cine negro. Sus extrañas melodías suenan siempre impredecibles. Una rara belleza se apodera de las cadencias angustiosas -rotas por cortes rítmicos, scratches, samples- que declama la voz quejumbrosa de Beth Gibbons, como una Billie Holliday de la era de la electrónica. La cantante de Portishead puede sonar pasional y distante a un tiempo, fuego y hielo en el mismo vaso, ahogando quejidos y susurros.

En sus ritmos letárgicos hallamos ecos de Badalamenti y Morricone. sus profundas líneas de bajo nos inundan las entrañas. Geoff Barrow y Adrian Utley utilizan las canciones como puzzles. Crean, recortan, guardan y pegan con la maestría del mejor prestidigitador. Sus partituras de deep hip hop blues, soul, jazz, torch song, dub, electrónica, soundtracks... nos pueden llevar a las más abisales cimas de la desolación o acompañarnos en los días más felices de sol, amor y verano. Portishead, simplemente buena música.
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jueves, 21 de abril de 2011

Pero... quién mató a Liberty Valance?

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El hombre que mató a Liberty Valance (John ford, 1962)


  • John Wayne: ¡Lavaplatos! ¿A dónde vas?
  • James Stewart: Vuelvo a casa, Tom. Vuelvo al Este que es a donde pertenezco.
  • John Wayne: Valance no logró hacerte huir, ¿qué te pasa amigo, es tu conciencia?
  • James Stewart: ¿Acaso no es una carga matar a un hombre y luego poder construir una vida sobre esa muerte?
  • John Wayne: Hablas demasiado, piensas demasiado. Además tú no mataste a Liberty Valance.
  • James Stewart: ¿Qué?
  • John Wayne: Haz memoria. Valance salió de la cantina. Tú caminaste a su encuentro cuando él disparó el primer tiro.
(Flashback)

  • James Stewart: Pero Tom... ¡por qué lo hiciste? ¿por qué?
  • John Wayne: Fue un asesinato a sangre fría, pero a mí no me remuerde la conciencia. Hallie es dichosa, quería que tú vivieras.
  • James Stewart: Pero tú me salvaste la vida, Tom
  • John Wayne: Mejor hubiera sido no hacerlo. Ahora Hallie es tu chica. Entra de nuevo ahí y acepta el nombramiento. Tú le enseñaste a leer y a escribir. Ahora dale la ocasión de que tenga sobre qué leer y escribir.

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lunes, 18 de abril de 2011

Miradas: Retratos de Nicolas Guerin.

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Tommny Lee Jones


John Malkovich


David Cronenberg


Willem Dafoe


Nick Nolte


Clint Eastwood


Roman Polanski


Emir Kusturica


Gong Li



Zhang Yimou


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miércoles, 13 de abril de 2011

Jennifer Lawrence, la chica de rojo.

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Jennifer es una de esas actrices que de vez en cuando saltan desde el cine indie a la 1ª división del cine hollywoodiense. La chica de Kentucky estaba en la película oportuna en el momento justo y parece ser que se ha situado en la rampa de lanzamiento hacia el estrellato. Winter's Bone esta rodada con convicción y buen pulso narrativo. Su desolador acercamiento a una comunidad rural de una América muy profunda, es un drama seco, como el paisaje humano que retrata, en un lugar que parece la antesala del infierno. A pesar de su descarnado realismo, la película de Debra Granik se desliza por momentos hacia lo fantástico y lo oculto, con la representación de esa sociedad rural, cerrada y endogámica, en la que Ree, el personaje de Jennifer, es la escepción a la regla, un ser no carcomido por el odio, la droga, el resentimiento, la devastación moral... Ella, tenaz hasta el límite, para sacar adelante a su madre y a sus hermanos pequeños, deberá pasar por un siniestro proceso de maduración personal, en el que su fuerza interior, su determinación y valor emocional, vencerán todos los obstáculos.
La actriz, con una actuación contenida, sabe transmitir a su Ree la enorme fortaleza que atesora y nos brinda una de esas interpretaciones que no se olvidan fácilmente.





En su niñez se crió en Kentucky donde sus padres poseían campos y caballos. A los 14 años ya estaba decidida a ser actriz y acude con su madre a Nueva York a presentarse a multitud de castings. Comienzan a llegarle pequeños papeles en series de TV y en 2008 cortas apariciones en films que no salieron del mercado norteamericano. Su primer papel importante antes del boom Winter's Bone es en Lejos de la tierra quemada (Guillermo Arriaga). Allí ya destacaba en su interpretación de Mariana, la hija adolescente de Kim Basinger, y la desencadenante del drama sobre el que se sustenta la película, una roulotte ardiendo enmedio de la nada en un paisaje fronterizo. La cinta sigue la línea de los experimentos narrativos que Guillermo Arriaga como guionista había realizado junto a alejandro González Iñárritu en Amores perros, 21 gramos y Babel.
2010 es el año de su revelación con Winter's Bone, la segunda película de Debra Granik, Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance. Le empiezan a llover las nominaciones y premios. Mientras rueda X-Men First Class, en la que interpreta a una joven mutante Mística, de piel azul y torso desnudo, le llega la nominación a mejor actriz en los Globos de Oro, en competencia con compñeras tan consagradas como Nicole Kidman, Halle Berry y Natalie Portman. La nominación a los Oscars no se hace esperar. Jennifer ni se molesta en preparar su discurso. Como buena actriz que es, ensaya su papel de perdedora, y en la ceremonia, lo ejecuta a la perfección. Eso sí, en la entrada, deslumbra con su traje rojo.

Próximamente la veremos en The Beaver, dirigida por Jodie Foster y dando la réplica a Mel Gibson y a la propia Jodie, y en el thriller futurista The Hunger Game.








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lunes, 11 de abril de 2011

Cuando se estrena poco, tarde y mal (...leído en el blog Cinoscar & Rarities).

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Una vez más, Xavi Vidal da en el clavo en su blog Cinoscar & Rarities con esta reflexión sobre la distribución de cine en España:


El otro día una amiga me comentó algo que resultó totalmente inspirador. Se quejaba de que el sistema de estrenos en las salas está descompensado. Asegura que no puede ir al cine en enero porque en ese mes tiene exámenes, con lo que se pierde casi todas las películas de la temporada de premios. Sí tiene tiempo de ir al cine en verano, pero cuando el calor aumenta el buen cine se esconde, agacha la cabeza, y mi amiga se queda sin buenas propuestas en cartel. ¿Qué le decimos? Ella comentaba que la temporada de premios, nacional e internacional, debería ser más larga, pero eso no tiene ningún sentido: si se trata de valorar lo mejor de un año, poco valor tienen unos premios que se entregan a mitades del año posterior (eso es lo que hacen en Italia con sus David de Donatello, y quizás por eso a nadie le interesan esos galardones). Con ello los premios perderían todo su atractivo y su función promocional y de referente cultural. Pero sí es verdad que en abril no hay nada que llevarse a la boca, y que los anteriores meses fueron un goteo constante de grandes estrenos. Aunque no todo lo bueno se premia, ni todo lo que se premia es bueno. Por eso simpatizo con mi compañera al ver que las francesas Mademoiselle Chambon, Potiche y El último verano se han estrenado en España la misma semana, todas, en pack. Algo incomprensible. Entre las tres suman 5 nominaciones a los César. ¿No creen que es una indecencia? ¿Qué sucedería si en Francia se estrenaran el mismo viernes También la lluvia, Pa Negre y Balada triste de trompeta, nuestras películas insignia de la temporada? ¿Por qué se han estrenado al unísono Sin límites, Soy el número cuatro, Furia ciega y La legión del águila, las cuatro (¡cuatro!) con un target similar, con una propuesta de acción similar y parejas posibilidades de triunfar en taquilla? Luego se preguntarán por qué todas han cosechado cifras mediocres. Si En un mundo mejor y La vida de los peces lograron una buena entrada en el ranking es porque en su semana sólo se estrenaban dos películas más (la competencia, por lo tanto, era poca). Vaya, que se estrena poco, tarde y mal. Y algunos productores y distribuidores parecen contentos viendo cómo el enemigo está en casa, cómo se tiran piedras a sus mismos tejados. No me extraña que mi amiga opte por las descargas. Será ilegal, pero también lo más sensato mientras nadie ponga orden al tráfico de estrenos.

El otro día leía la reseña de un crítico de cine: 'el problema es que somos muy pocos los que vemos más de 100 películas de estreno al año'. ¡Cuánta razón! El espectador medio va al cine y visiona lo que le echen. Si la mayoría de los mortales va a ver una película en concreto o decide qué ver delante mismo de la taquilla, ¿cómo podemos pedir a ese conjunto que se rebele contra esta sinrazón de estrenos? Quienes deciden lo que estrena no sólo no tienen en cuenta el factor artístico, ya que también fracasan en lo económico. Eso explica, aunque sólo sea en parte, la siempre irregular situación del cine español. Si somos un país pequeño, si sabemos lo que se está rodando, se ha rodado y se rodará, ¿por qué no diseñar un calendario de estrenos coherente (en la medida de lo posible), de forma que nadie compita contra nadie y que el público fiel a nuestro cine (que lo hay, aunque a muchos les pese o digan lo contrario) tenga motivos para asistir a las salas de forma constante pero sin 'overbookings'? Quien sea, no sé si los señores de la Academia o los de las productoras/distribuidoras (o aún mejor: todos juntos), deberían por una parte respetar el público y por otra organizar estrenos que no sean ni técnicos ni suicidos bancarios. Eso es lo que hacen las televisiones generalistas al diseñar sus parrillas, ¿no? ¿Cómo se quiere aspirar a que ¿Para qué sirve un oso? sea un éxito de taquilla si el seguidor de las comedias nacionales se ha quedado sin blanca y contento tras Torrente 4? Lo peor de todo es que las cifras de ¿Para qué sirve un oso? no son ni muy buenas ni muy malas (algo más de 400 mil euros de recaudación en 3 días). Hasta el más ciego es capaz de percatarse que, más que malas o buenas cintas, hay mejores y peores semanas para estrenar una película. Lo mismo explica que Mademoiselle Chambon y El último verano hayan recaudado lo mismo con un número de copias idéntico y los mismos días en cartel.





Nueva noticia para la reflexión: los Cines Alexandra Kaplan de Barcelona, fieles a la versión original, cierran sus puertas. Son malos tiempos para el cine en general y el subtitulado en especial. Aunque no viva en una capital de provincia de las dimensiones de Barcelona (y por lo tanto, con su oferta cultural), sólo hace falta seguir la rutina de estrenos y los datos de taquilla para darse cuenta de que hay películas que sólo deberían lanzarse con pocas copias y en centros urbanos determinados. Y aquí es el propio bloggero el que se está hiriendo de muerte a sí mismo. Pero inspira lástima, por no decir ternura, el responsable del cineclub de turno que intenta levantar un proyecto para defender el buen cine y luego no consigue que las cuentas cuadren. ¡Ah! Y muchos programadores de esos cineclubs no pueden acceder a determinadas copias de determinadas películas porque las distribuidoras, enemistadas entre ellas, no quieren que una película esté al mismo tiempo en las salas comerciales y en los cineclubs minoritarios. Por lo tanto, cuando el esforzado organizador ha conseguido los rollos de la película deseada, su audiencia potencial ya se ha descargado la película. Y ojo: si la ha descargado con buena calidad es porque esas películas llegaron ya con sumo retraso en las salas ordinarias, y entonces resulta muy fácil mezclar imágenes de dvds de otros países con subtítulos caseros o audio en español (este sí, registrado a escondidas en el cine). La crisis del cine, pues, además de externa, es interna: el cinéfilo se siente desamparado, y el mero visionador de películas también. La burocracia nos aplasta, como al protagonista de Buried. Un dato para acabar: respecto 2000, en 2010 se estrenaron un 10% menos de películas. Ya adivinarán qué cintas son las que no han llegado a España, de las que se ha decidido prescindir sin consultar a nadie. Lo dicho: poco, tarde y mal. Y aún irá a peor. . . .


Xavi Vidal

jueves, 7 de abril de 2011

La música del azar: Calexico.

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Hace ya 14 años del estreno discográfico de la banda de Joey Burns (voz, bajo, guitarras) y John Convertino (batería). Surgieron como un experimento paralelo sin demasiada continuidad de la sección rítmica del grupo Giant Sand, y con el tiempo se han ido consolidando como un grupo de referencia en el diálogo entre el rock alternativo y la música americana de raíces. En su incansable búsqueda de nuevas texturas musicales, la tradición fronteriza se da la mano con el uso vanguardista de los sonidos. La frontera y el desierto de Arizona son los inspiradores visuales de un ejercicio musical mutante en el que tienen cabida, el mariachi mejicano, el neocountry, toques morriconianos, paisajismo instrumental, jazz cinematográfico, rock desértico y desolado, guiños al spaguetti western, lounge music... Todos los ingredientes combinados con la sabiduría y pericia de los dos músicos de Tucson (Arizona).

Una música muy visual con la que soñar películas imaginadas, polvorientas road movies con secundarios mejicanos y antihéroes cansados. Música paisajista con guitarras que suenan a desierto, canciones en las que puede aparecer una marimba, unas congas, una batería de escobillas, unos violines o una trompetas, canciones instrumentales o cantadas por la voz seca de Joey Burns y con algún que otro invitado/a como Amparo Sánchez (ex Amparanoia).







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domingo, 3 de abril de 2011

Programa doble: Afganistán Siglo XXI. Osama (Siddik Barmak, 2003) / Kandahar (Mohsen Makhmalbaf, 2001).

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Hablar del cine de Afganistán, es referirse a algo que no existe, a un gran milagro en un país en ruinas. y si un cineasta de esa nacionalidad saca una película adelante, con todas las dificultades y más, ¿de qué va a hablar? Pues del la aterradora realidad de las gentes de sus compatriotas, de su tortuoso día a día. Osama es un estremecedor documento de las durísimas condiciones de vida bajo el régimen talibán. La historia de la niña que se hace pasar por chico para poder trabajar y sacar adelante una familia en la que todo son mujeres porque los hombres han muerto en las continuas guerras que asolan Afganistán en su historia reciente, simboliza el dolor de un pueblo, de todos aquellos que habían perdido sus derechos y su identidad. Osama es un hecho escepcional. Los talibanes acabaron con lo poco que de industria cinematográfica existiera en el país. La película la financió una compañía japonesa (?) y el Estado pagó la reparación de la única cámara de 35 mm. que en ese momento existía en Afganistán. A la niña protagonista -enorme la capacidad expresiva de su rostro- la conoció el director cenando en un restaurante de Kabul cuando le pedía limosna, y quedó cautivado por sus ojos. No sabía leer ni escribir. El resto del casting también eran no-actores, gente de la calle haciendo casi de sí mismos, incluso los talibanes que aparecen en la película son reales. Siddik Barmak postula la reconciliación como única salida para su país, el odio solo produce violencia. Por eso la película comienza con una cita de Mandela que dice: "Perdona, pero no olvides."

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Si Osama es como una película de terror, Kandahar parece ciencia-ficción cuando desde el realismo más descarnado se llega a momentos de absoluta surrealidad (esas piernas ortopédicas cayendo en paracaíadas sobre el desierto). Aquí el protagonismo recae en una mujer afgana que vive en Canadá y que regresa a su país en busca de su hermana, inválida por la mutilación que le causó una mina y de la que ha recibido una carta anunciándole que no soporta más la situación y se suicidará antes del eclipse de sol que precedió a la llegada del siglo XXI. La película sigue el aterrador y enloquecido intento, cual viaje al corazón de las tinieblas, de viaje a Kandahar desde el sur de Afganistán de una mujer atrapada en un burka. Kandahar fue haciéndose a sí misma mientras el clandestino equipo de rodaje iba filmando en condiciones precarias y con el peligro de ser descubiertos. Eso se nota en el resultado final, el film parece avanzar a saltos, funciona sin hilazón, aparece una voz en off bastante inoportuna de la protagonista que pretende sin conseguirlo unificar el relato. El fondo, el mensaje, prima sobre la forma. Los personajes se trabajaban sobre la marcha, atendiendo a las complicadas vicisitudes del proceso de rodaje. Otro ejemplo de cine hecho a la contra. Mohsen Makhmalbaf, cuya productora también participó en la financiación de Osama, reivindica algo tan común en nuestro mundo occidental como el derecho a la propia imagen. En una secuencia visualmente muy bella, la del cartel, aparecen un grupo numeroso de mujeres caminando por el desierto dirigiéndose a una boda. Como no pueden mostrarse a los demás, con la variedad y viveza en los colores de los burkas, quieren demostrar que existen y que cada una es diferente a las demás. . .