Al igual que Val Lewton, Mark Hellinger fue uno de esos productores del periodo clásico, con cierta conciencia de autor, que, como aquel en el género fantástico creó un equipo de colaboradores con el que produjo una serie de títulos que supondrían una renovación tanto formal como temática en el cine negro a principios de la década de los 40.
Nacido en Nueva York el 21 de Marzo de 1903, trabajó, como Sam Fuller, de reportero, y de ahí le vino esa visión directa y realista de lo que sucedía en la calle que aplicó en sus producciones. A finales de los 30 entró en la Warner Bros. en el departamento de escritores. Un relato suyo fue el origen de The Roaring Twenties (Raoul Walsh, 1939) lo que ayudó a que fuera ascendido a productor asociado, lo que implicaba un seguimiento de todo el proceso de una película. Bajo esa ocupación trabajo en films de Walsh como The Drive by Night (1940), La pasión ciega (1940), El último refugio (1941) y Manpower (1941).
Unos años después creó la Mark Hellinger Productions con la que firmó un contrato de distribución con la Universal y trabajó en el proceso de elaboración de una serie de títulos en los que impuso un acusado naturalismo. Primero fue Forajidos (1946) dirigida por Robert Siodmak basada en el cuento homónimo de Hemingway. El director recordaba años más tarde como Hellinger incorporaba siempre una frase contundente al final de cada secuencia, herencia de su pasado como periodista. El productor encontró después en el director Jules Dassin un alma gemela tras la cámara. Fruto de esta colaboracion son dos películas de marcado realismo que reavivaron el género: Brute Force (1947), una crónica penitenciaria, y La ciudad desnuda (1947), una violenta visión de la gran urbe. Unos meses antes del estreno de esta última, en la que prestaba su voz al relato en off, moría Mark Hellinger en Los Angeles, con sólo 44 años, víctima del alcohol y otros excesos. En aquel momento tenía preparada la producción de El abrazo de la muerte (Robert Siodmak, 1948) y en proceso los proyectos de Act of Violence (Fred Zinneman, 1949) y Llamad a cualquier puerta (Nicholas Ray, 1949).
Richard Brooks, que había colaborado como guionista en Forajidos y La ciudad desnuda, aunque sólo fue acreditado en su trabajo para Brute Force, se inspiró en la personalidad de Mark Hellinger para crear el personaje principal de su tercera novela "The Producer" (1951). Humphrey Bogart, que en 1947 había entrado a formar parte de Mark Hellinger Productions reconvirtió la empresa en la productora independiente Santana en la que permanecería el espíritu social y crítico de Hellinger.
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