sábado, 30 de enero de 2010

Encadenados, enamorados.



-- Ingrid Bergman: Vamos, cógeme de la mano. No te haré chantaje. ¿Te da miedo?

-- Cary Grant: Me asustan las mujeres, pero suelo superarlo.

-- Ingrid Bergman: Y tienes miedo de tí mismo. De enamorarte de mí.

-- Cary Grant: No sería difícil.

-- Ingrid Bergman: No, cuidado, cuidado.

-- Cary Grant: Te gusta reirte de mí.

-- Ingrid Bergman: No, me río de mí misma.

( ... )
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-- Ingrid Bergman: Es una extraña historia de amor.
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-- Cary Grant: ¿Por qué?
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-- Ingrid Bergman: Quizá porque no me quieres.
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-- Cary Grant: Cuando no te quiera, te lo diré.
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-- Ingrid Bergman: No me has dicho nada.
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-- Cary Grant: Los hechos hablan por sí sólos.

domingo, 24 de enero de 2010

Simple Men (Hal Hartley, 1992)

Bill y Dennis son hermanos. Bill es un ladrón, Dennis, un tímido estudiante universitario. Los dos se unen por distintos motivos, en busca del padre, un activista antisistema huido de la cárcel. Esta sería una sucinta reseña del argumento del film.Pero no nos diría nada acerca de Simple Men. Lo que la película cuenta es una historia de amor y compromiso, como siempre en Hal Hartley. Bill "sufre" por una mujer que le ha traicionado y decide marcarse una estrategia para vengarse de todas las mujeres pero la primera rubia que se cruza en su camino resulta ser Kate, mujer fuerte, madura, capaz de salir indemne de todas las dificultades que le presenta la vida. Como siempre en Hartley el amor triunfa a pesar de tenerlo todo en contra. Para que las distintas relaciones funcionen, viene a decir, han de tener como motor el afecto. Un afecto que se ha de cultivar, que se ha de trabajar ("Cuida de ella y ella cuidará de tí").

Simple Men fluye con una extraña naturalidad y ligereza ayudada por los elegantes movimientos de cámara y por una puesta en escena que podíamos tildar de "musical" (así, con comillas) con un magnífico empleo de la banda sonora (esos omnipresentes rasgueos de guitarra). Y hablando de la música, en Simple Men, más o menos a mitad de película aparece una escena totalmente musical que rompe radicalmente el ritmo, retratando con una coreografía sencilla y a la vez algo absurda el sentir de cada uno de los cinco personajes que intervienen en ella. Después de la rotunda afirmación de uno de ellos: "¡No soporto más esta tranquilidad!", un plano secuencia con un baile que viene a ser un resumen del film ... y de fondo Sonic Youth con "Kool Thing".



Para Hal Hartley sus finales más que felices son románticos: "Mis tres primeros largometrajes acaban con la reunión de un hombre y una mujer en circunstancias no resueltas. Yo paro ahí la narración, no me importa no resolverla porque lo importante es que los personajes se hayan comprometido en algo. Ese punto es el que me parece la conclusión de la historia". Efectivamente, al final Bill vuelve con Kate pero éste no es un happy end porque esta vuelta le supondrá la cárcel. Lo que importa como dice Hartley es el naciente compromiso del hombre con la mujer.

Otro de los aciertos del film está en su magnífica dirección de actores, moviendose en terrenos bien apartados del realismo, faltan las lágrimas, la pasión. Pero no es cuestión de temperatura sino de actitud: "Desconfío del sentimentalismo. Y el naturalismo es una forma de sentimentalismo. Lo importante no es salir de una película diciendo: sí, la vida es así. En vez de eso mi cine trata de ir hacia una cierta esencia." Y para librarse de un impostado naturalismo Hartley hace que sus actores no hablen ni se muevan como en la vida real. Su deslumbrante construcción del guión nos enfrenta a vertiginosos diálogos, ágiles, rápidos, irónicos y punzantes, construidos casi siempres con frases cortas, lacónicas. a menudo son circulares, es decir, una continua retahila de réplicas y contrarréplicas para volver al punto de partida.

No sé por qué pero en algún momento del visionado de Simple Men me vino a la mente ... Johnny Guitar.

jueves, 21 de enero de 2010

Notas a pie de página sobre Espartaco, Kubrick y Douglas.


  • El escritor Howard Fast, autor de Espartaco, y el guionista Dalton Trumbo, estaban en las listas negras del nefasto McCarthy. Trumbo, que durante 10 años usó el seudónimo Sam Jackson, firmó por primera vez con su nombre en esta película.

  • Espartaco la comenzó a dirigir Anthony Mann. Tras 2 semanas de rodaje, Kirk Douglas, productor ejecutivo, le despide e invita a Stanley Kubrick a tomar las riendas de la película. Es contratado un fin de semana y ese mismo lunes ya está en el plató trabajando.

  • A muchos de los grandes actores que intervienen en el film se les contrató para unos papeles que en principio eran más extensos de lo que luego resultaron en realidad. Charles Laughton se pasó todo el rodaje diciendo a Kirk Douglas que lo demandaría.

  • La secuencia culminante de la batalla se rodó en España durante 6 semanas, pues Kubrick pensó que los campesinos españoles daban una impresión más descarnada de la gente. Unidades del Ejército español participaron como legiones romanas.

  • Kubrick tuvo problemas para trabajar con veteranos profesionales de Hollywood, que tenían un método de trbajo muy establecido. En una ocasión, Russell Metty, el director de fotografía, había iluminado una escena con meticulosidad, pero para Kubrick la luz era insuficiente. Metty se enojó, y le dió una patada a un foco que fue a parar al decorado. Kubrick ni se inmutó, tan sólo dijo: Ahora hay demasiada.

  • El rodaje estuvo repleto de problemas. Las tensiones entre Kubrick y Douglas fueron constantes. El actor y productor pensaba que, al haberle contratado, Kubrick sería manejable, pero se topó con que era aún más testarudo y difícil que Anthony Mann.

  • Jean Simmons tuvo que ser operada de urgencia. Kirk Douglas, que solía llegar tarde al set, contrajo un virus que le hizo guardar cama durante 10 días. Tony Curtis se lesionó en el tendón de Aquiles y estuvo escayolado varias semanas. Además Trumbo modificaba el guión cada día. Ante estas adversidades Kubrick tuvo que variar su método de trabajo e improvisar con los actores para ir creando las interpretaciones en lugar de apoyarse férreamente en el guión.

  • Aunque demostró su capacidad para realizar películas de gran presupuesto y tener éxito en la taquilla, Kubrick no quiso repetir la experiencia de volver a formar parte de la maquinaria de Hollywood. Años después el director renegó de Espartaco al no considerarla como propia: Espartaco no me gusta demasiado. Fué el único film en el que no tuve el control absoluto. Cuando Kirk me ofreció dirigirla, pensé que podría hacer algo si cambiaba el guión. Pero si no se estipula en el contrato que tus decisiones serán respetadas, no hay posibilidad de que lo sean.

lunes, 18 de enero de 2010

El luchador (Darren Aronofsky, 2008)




Con El Luchador, Darren Aronofsky se deja de veleidades autorales - artificios de guión o pretendidas innovaciones formales- para narrar una historia, que no es ni mucho menos la más original historia, pero con personajes de carne y hueso, y no abstracciones como en sus anteriores films, tanto Pi, como Requiem por un sueño, o La fuente de la vida. Y le sale la que es para mí hasta ahora, su mejor película, aquella en la que intenciones y resultados estan más ajustados.

Este retrato del fracaso, de la decadencia, alejado de heroicidades y sentimentalismos, funciona, a pesar de haber sido visto infinidad de veces (sobre todo en el ámbito del boxeo) por estar hecho con el corazón, por ser sincero y honesto, y porque sus protagonistas, auténticos parias sociales que pasean con dignidad su fracaso por sórdidos ambientes, son seres cercanos y entrañables con los que el espectador empatiza al instante. La cámara de Aronofsky sigue a Randy "The Ram" (un inmenso Mickey Rourke presente en todos los planos) allá donde va, muchas veces mediante largos travellings con la steadycam a espaldas de Rourke. Hay momentos espléndidos como aquellos que muestran la camaradería de los luchadores antes de pelear, cómo preparan sus combates aportando ideas para esas coreografías kitsch, cómo acuden juntos al supermercado de la esquina a comprar el atrezzo (sillas, escalera, grapas ... ) que utilizarán en la pantomima que montan en el ring para agitar a los descerebrados que les siguen. Pura representación, artificio. Pensaba mientras la veía, que es algo así como el cine, cuando dos actores preparan su escena, o cuando los especialistas se plantean como realizarán una secuencia de acción.
Y si funciona El luchador, es en gran medida por un excelso Mickey Rourke. Porque él, como Randy, conoce el sabor del fracaso. Porque él, como Randy, es un superviviente. Rourke lo borda. Él es Randy The Ram, eso sí, sin dramatismos ni excesos lacrimógenos. Su rostro granítico y su cuerpo cansado lo dicen todo sobre sus miserias. Es "un pedazo de carne vieja que se siente sólo en la vida" como le dice a su hija cuando intenta recuperarla tras haberla ignorado muchos años.
El film de Aronofsky no da tregua al espectador. No esperemos un final feliz, la redención del perdedor o la segunda oportunidad para olvidar el fracaso. El luchador se sumerge en un demoledor fatalismo que parece condenar a sus personajes desde el principio a un callejón sin salida. Así, el regreso de Randy al ring, lejos de ser una redención o un intento de superación tras la caida, supone la autoinmolación de un hombre al que no le queda nada a que agarrarse. Sólo ese salto al vacío en el demoledor plano final, y ese fundido a negro en cuyos interminables segundos se funde toda la miseria humana. Títulos de crédito con la banda sonora de la canción The wrestler de Bruce Springsteen, y el nudo en la garganta nos acompaña por un tiempo.






jueves, 14 de enero de 2010

Un mundo poblado de vainas. Don Siegel al habla.



Del libro El director es la estrella, por Peter Bogdanovich, vol. II:
Estracto de la entrevista con Don Siegel en los estudios Universal en 1968.

¿Trabajó usted en el guión de La invasión de los ladrones de cuerpos (1956)?

Trabajé muy estrechamente con Danny Mainwaring, que es un guionista estupendo. Esta vez Walter Wanger también nos prestó su ayuda e inspiración. Con todos los títulos que hay en el mundo, no lo habrá peor que La invasión de los ladrones de cuerpos. Es tan malo que ha relegado por completo al original. No consigo acordarme de cual era.

¿Cómo trabajó en el guión?

La historia de Jack Finney es muy buena. Nosotros nos limitamos a trasladarla a lenguaje cinematográfico. Se hizo un auténtico esfuerzo por hacerla completamente creible. Ese fue el esfuerzo más importante: que no fuera otra película más de efectos especiales.

Lo que produce terror en la película es su realismo absoluto.

Sí, estoy de acuerdo. Creo que es mi mejor película, porque yo me escondo tras una fachada de de malos guiones, con los que cuento historias sin sustancia. Esta, en cambio, para mí era una historia muy importante. Yo creo que el mundo esta poblado de vainas y quería que la gente las viera. Creo que hay mucha gente que no tiene sensibilidad respecto a las cosas culturales, que no tiene sentimientos de dolor, de sufrimiento. Yo quería transmitir esta idea, y no se me ocurrió mejor manera que a través de esta película concreta. Creo que la rodé -es terrible hablar de mí mismo así, pero ya llevo un rato haciéndolo, así que voy a seguir-, creo que la rodé de una forma muy imaginativa, como en esa cueva que encontré, cuando los personajes corren sobre los tablones. Todo eso es mío. Y Wanger me apoyó en todo momento.

Lo que la estropea un poco es el principio y el final, sobre todo el final. Seguramente no fue decisión suya.

Ni de Wanger. El estudio pensó, como haría una vaina supongo, que en una película de miedo no puede haber humor. Quisieron introducir una aclaración. Se empeñaron en meter un prólogo y un epílogo, que yo rodé en defensa propia. Si no lo hubiera hecho, se lo habrían encargado a uno de sus directores-vaina, y tenían bastantes. El final de la película, tal como era entonces es uno de los más dramáticos que he rodado en mi vida, uno de los más dramáticos de la historia en realidad. Acaba con Kevin McCarthy apuntando al espectador con el dedo y gritando: "¡Tú eres el siguiente!". Caía el telón y la gente se quedaba conmocionada, porque no sabía si la persona que tenía al lado era una vaina.. El prólogo era completamente innecesario. Empieza en un pueblo en el que el chico se baja del tren, una historia normal sobre la vida de la clase media. Y entonces empieza el asunto éste.

Si el principio y el final se pudieran quitar, ¿quedaría la película como la rodó usted, más o menos?

No. No quedaría como la rodamos porque el daño ya estaba hecho dentro de la película. Yo quería que todo fuera tan normal que cuando se hablara de vainas, sonara completamente ridículo. Había mucho humor, pero lo quitaron todo. La película es buena a pesar de todo, pero podría haber sido mucho mejor. Es verdad que si quitáramos el principio y el final, se parecería mucho más a la idea original de Danny Mainwaring, Walter Wanger y yo.

¿La película alude específicamente a McCarthy y al totalitarismo?

Era inevitable, pero intenté no cargar las tintas, porque yo creo que el cine está para entretener. No quería pontificar.

¿Cómo rodó ese último plano de la autopista? ¿Era de noche, y lo hicieron en una autopista de verdad?

Sí, lo hicimos en un puente que cruza la autopista y que no se utiliza mucho. Creo que trabajamos con 50 coches y con una cámara de 18 mm. Fue todo muy frenético. Lo rodé en una noche.

En La invasión de los ladrones de cuerpos ¿hace usted una crítica de la sociedad americana en particular, ... o del mundo?

El mundo... Creo que el mundo está enfermo. Las vainas están tomando el poder. Hay guerras que me resultan totalmente inexplicables. Yo estoy completamente en contra de las guerras, no creo que resuelvan nada. El mundo no está mejorando, me parece a mí. Coja la revista Time y verá que la gente se mata por aquí, por allá, por todas partes. Esto no se acaba nunca.

El elemento vaina representa la falta de sentimientos ...

Eso. Justo. La mayoría de la gente -la de aquí, de la Universal, desde luego, la gente de Hollywood, California, Estados Unidos- trabaja sin pensar. No son conscientes de lo que significa su trabajo; son muy egoístas. Y yo soy uno de ellos. Me ensimismo tanto en mi trabajo que no me doy cuenta de que hay gente menos afortunada que no tiene trabajo, que se muere de hambre, que necesita ayuda. Me ciego manteniéndome ocupado, y no me gusta pensar en ello. Y por lo tanto, me estoy convirtiendo en una de esas personas que tanto odio. Me estoy convirtiendo en una vaina.




lunes, 11 de enero de 2010

jueves, 7 de enero de 2010

La música del azar: The Jayhawks.

The Jayhawks son oriundos de Minneapolis, ciudad famosa por ser la cuna de artistas de la talla de Bob Dylan o Prince. Sus inicios se remontan a 1985 cuando Mark Olson, Mark Perlman y Gary Louris unieron esfuerzos para formar una banda el la que mezclar sus raíces bluegrass y folk con una actitud rockera.

Hollywood Town Hall (1992) y Tomorrow Green Grass (1995) son los 2 discos que dieron forma al sonido Jayhawks. Una música intemporal, de aromas clásicos, pero interpretada con frescura por un grupo que busca, y encuentra, conexiones entre folk, country, rock y pop, con un toque artesano y un aire melancólico que sobrevuela por cada una de sus canciones. Ese tono agridulce es una de las principales características de ese country rock, entre Gram Parsons, The Byrds y el Neil Young más roots. A ello sumamos unas guitarras que pueden sonar a porche y mecedora o con potentes latigazos hard-rock, y su sello más característico, unas excelsas armonías vocales, cortesía del dúo Mark Olson / Gary Louris.






martes, 5 de enero de 2010

The Misfits.






  • Clark Gable: Rosslyn, nunca nos hemos engañado tu y yo. No quiero perderte, pero tienes que ayudarme, porque no voy a fingir que es tan horrible como lo pintas. (...) Cazo caballos para conservar mi libertad, para ser un hombre libre. Por eso te gusté ¿verdad?

  • Marylin Monroe: Me gustaste porque eres tierno.

  • Clark Gable: No he cambiado.

  • Marylin Monroe: Sí, esto lo cambia todo.

  • Clark Gable: Cielo, un hombre tierno puede matar.

  • Marylin Monroe: No, no puede.

  • Clark Gable: Tienes que aceptar lo bueno y lo malo, o seguirás huyendo el resto de tu vida.

  • Marylin Monroe: ¿Para qué pararse? Eres como todos los demás.

  • Clark Gable: Sí, tal vez seamos todos iguales, incluida tú. Empezamos haciendo algo, sin mala intención, algo que nos sale natural, pero en un momento dado, lo cambian y se convierte en algo malo. Como bailar en un club. Al principio sólo querías bailar, pero luego resulta que a la gente no le interesa si bailas bien o no. Te miran embobados, pensando en algo totalmente distinto. Y lo estropean todo ¿verdad? Yo también podría mirate por encima del hombro por exhibirte en un club por unos dólares la noche. Pero me quité el sombrero porque sé que eres diferente. Así ..., así es como bailo yo, Rosslyn. Y si lo interpretan de otro modo, yo no puedo controlar el mundo, como tampoco puedes tú.

  • Marylin Monroe: ¿Te quitaste el sombrero ante mí? Lo dices en serio, ¿verdad, Gay?

(Beso apasionado)

  • Clark Gable: Buenas noches.

domingo, 3 de enero de 2010

El día de los tramposos (Joseph L. Mankiewicz, 1970).



El día de los tramposos es una película insólita, además de ser el único western en la filmografía de Mankiewicz. Y lo es en tanto que, los parámetros genéricos se enmascaran aquí bajo la apariencia de un cuento cruel que lleva en su interior una ácida reflexión sobre la condición humana

En las primeras escenas del film, Mankiewicz nos presenta de forma certera a los personajes y el porqué de su encarcelamiento posterior. Cada uno de ellos se define por sus actos. La codicia es la mayor de sus motivaciones. Una vez conocidos los personajes, la acción se traslada a una prisión enmedio de la nada a donde van a parar ese grupo de granujas (bonita palabra, creo que es la 1ª vez en mi vida que la utilizo), y a la que también llega como alcaide repleto de buenas intenciones el antiguo sheriff Lopeman (Henry Fonda)

En El día de los tramposos está siempre presente un tema muy del gusto del director de La huella, el de la superioridad de la inteligencia en cualquier enfrentamiento. Por una parte tenemos a Paris Pittman (Kirk Douglas), el hombre que tiene escondido el fruto de un botín y que sólo piensa en fugarse. Pittman, gracias a su inteligencia, consigue una situación de privilegio en el presidio. De otro lado, el alcaide Lopeman intenta mejorar las condiciones de los presos y reformarles

La película discurre con un ritmo que no decae en ningún momento. El tono es de farsa, ácido y mordaz. El universo que nos presenta Mankiewicz es el de un mundo de seres sin escrúpulos, sin otros valores que el dinero, la codicia, la ambición y la corrupción. Las personas honradas no tienen futuro en este lugar. El personaje principal, Paris Pittman se nos muestra como un truhán simpático con el que el espectador se puede identificar, en parte gracias a la excelente labor de Kirk Douglas. Pero detrás de esa cara siempre sonriente se esconde un ser cínico y desalmado que no duda en aprovecharse de sus compañeros y sacrificarlos en beneficio propio, matando a traición a un cómplice de la fuga con la sonrisa siempre en los labios. El representante de la Ley, el alcaide Lopeman, parece ser el único personaje integro, portador de valores morales positivos, pero en un último giro argumental, un cínico Mankiewicz (y los guionistas, estupendos David Newman y Robert Benton) le hace cruzar al otro lado de la Ley, y de la frontera también, con el botín de Pittman. Como todas y todos sabemos, con una vida honrada no se puede amasar fortuna.

Para finalizar, citar algunos, sólo unos pocos, de los grandes momentos que nos depara la visión de El día de los tramposos (curioso título para el original There Was a Crooked Man):

  • El comienzo de la película, con unos planos nocturnos de caballos con las patas enfundadas en bolsas de tela, para amortiguar el sonido, antes del atraco en casa de Lomax.
  • El momento en que Lopeman toma como posesión como alcaide y visita las celdas de castigo donde Pittman lleva encerrado más de una semana. Al abrir la puerta le observa asombrado bebiendo whisky, bien alimentado, leyendo el periódico, fumando un puro, e invitádole a tomar una copa con la mejor de sus sonrisas.
  • Pittman es atrapado cuando disfruta de los placeres carnales con dos mujeres en un burdel y es descubierto por el recién atracado Lomax, honrado ciudadano y buen padre de familia que disfruta como otras veces de sus aficiones voyeurísticas en el burdel.
  • Un charlatán religioso exhorta acerca de revelaciones divinas a un auditorio embobado,tras haberles sacado unos cuantos dólares. Su compañero "mudo, sordo y sin conocimiento" comienza a lanzar alaridos al apoyar involuntariamente el culo en una estufa
  • El momento en que Hume Cronyn descubre el engaño de Pittman, cuando ya es demasiado tarde, al encontrarse las gafas de éste y darse cuenta de que son cristales nada más, sin graduación.
  • En el final de la película vemos a Lopeman, una vez atravesada la frontera con México con el botín, liarse hábilmente un cigarrillo, cuando anteriormente se nos había mostrado al alcaide incapaz de hacerlo en varias ocasiones.

viernes, 1 de enero de 2010

En torno a la crítica de cine.



Desde la estupenda La Mirada de Ulises de Julio R. Chico rescato esta interesante reflexión sobre el cine y la crítica.


1. ¿Existen presiones o intereses por parte de las distribuidoras o productoras de cine a los críticos de cine para que éstos tengan una buena opinión sobre las películas?

De manera análoga a como puede suceder en otras profesiones, en la crítica cinematográfica puede haber “presiones” para que se opine en un sentido u otro al hablar de una película, pero no es normal que sean explícitas y directas –aunque todo cabe–, pues nuestra cultura de libertad e independencia no lo permitiría: sería una injerencia inaceptable. Sin embargo, de manera tácita y sibilina es indudable que hay una inclinación natural a apoyar aquellas afines ideológica o empresarialmente al medio para el que uno escriba, o una inclinación para actuar según la oportunidad –algunos lo pueden calificar de prudencia– y no criticar negativamente el film de una distribuidora que está incluyendo publicidad –sosteniendo, por tanto– en el medio en cuestión, etc… Es la censura económica que el modelo industrial impone, y que acaba siendo más determinante que la política o ideológica, siempre tan denostadas… A la vez son muchos los que se ven “obligados” a hablar bien de tal película por la propia estabilidad laboral, por la continuidad de una relación profesional o de amistad –en cierta medida, a los amigos se les hace favores…– o por otros motivos.

Hay también otro tipo de presión que no viene de las distribuidoras o medios, sino del propio “ambiente profesional”, pues aunque muchos o todos pueden creer –o hacer creer– que se guían por su único criterio personal, la realidad es que de unos a otros se trasmiten clichés, tópicos o calificativos… que se repiten hasta la saciedad. Se mira mucho “lo que dice el de al lado”, unas veces inconscientemente y otras porque es más fácil remar a favor de la corriente, y al final resultan críticas sin color, sin coherencia, sin autenticidad. Por tanto, es indudable, que hay “auto-presiones” o “autocensuras”… tan determinantes como las que puedan ejercer quienes tienen la sartén por el mango.
Por otra parte, en estos últimos años está apareciendo la crítica ejercida desde los blogs y webs, ámbito en que, si se hace de manera rigurosa –no simples opiniones–, puede ofrecer un margen de libertad mayor al estar “fuera de la industria”. Lógicamente, esto volverá a quedar desvirtuado en la medida en que el dinero –publicidad– invada este ámbito.


2. ¿La critica de cine es también información o sólo un género de opinión?

Toda crítica debe partir de una información previa y objetiva sobre la que se apoye la labor de análisis, pero lo específico es incluir una óptica subjetiva desde la que se elabore esa aproximación al trabajo cinematográfico. Es decir, es necesario partir del texto fílmico y de la información que se tenga sobre el género, sobre el director, sobre el tema… para después elaborar un trabajo crítico personal, y justificarlo con razonamientos que el lector pueda seguir y que dejen ver la coherencia interna de la obra. Fijándose en un aspecto u otro, realzando un logro o un defecto, la crítica adquirirá un sabor y un derrotero particular… pues habrá críticas estructuralistas o semióticas, históricas o estéticas, antropológicas o morales, formales o de contenidos… y cada lector elegirá aquella más acorde a sus planteamientos.
Con lo anterior, queda claro que una crítica no es una mera opinión subjetiva, y mucho menos un comentario de gustos y preferencias. No es tampoco solo una “opinión fundada de alguien que ha visto mucho cine”, sino que debe tratar de acercarse a la película con honradez y un sentido ético, aparcando sus tendencias y prejuicios, para intentar desentrañar lo que el director (productor, guionista…) nos han querido decir y el modo en que lo han intentado, si llega al espectador porque sabe comunicar, si construye un guión con el tempo adecuado (lento o trepidante, según lo exija la historia o el género) y con una construcción de personajes cuidada, una ambientación… Lógicamente, cada género o película nace con unas pretensiones y no a todas se les debe/puede pedir lo mismo…, por lo que también habrá que tener en cuenta si consigue lo que buscaba, para qué tipo de público va dirigida, etc…


3. ¿Qué características debe reunir un buen crítico de cine?

En parte ya está respondido con el comentario anterior: al crítico hay que exigirle preparación rigurosa en lo que es la historia del cine y los mecanismos del lenguaje de la imagen, un conocimiento –al menos teórico– de los elementos de la estética cinematográfica y de las profesiones que se citan al construir una película –para poder después analizar cada aspecto, para valorarla en un despiece orgánico–, y una sensibilidad para enfocar los aspectos artísticos y los contenidos que se traten.
Pero sobre esa base humana y cultural, o mejor dicho por debajo de ella, el crítico debe tener una actitud ética y honrada, y decir lo que piensa acerca de la obra que tiene delante, parándose a pensar que detrás hay mucha gente que ha tratado de trabajar concienzudamente… y que debe ser respetada en los comentarios que se hagan, al menos en los modos en que se les critica. Por eso, no se pueden obviar los logros que tenga o los intentos por alcanzarlos, como tampoco darle la “estocada” con frases redondas y contundentes que solo reflejan arrogancia y espíritu destructivo en quien las hace.

Una buena crítica debe contemplar las pretensiones de la cinta y su consecución, la elección y coherencia de las formas para transmitir un contenido determinado, los distintos aspectos artísticos e interpretativos que se dan en ella. En mi opinión, también debe considerar si la película recoge actitudes humanas –también en la animación, en la fantasía o en el cine no realista– pues el cine es una obra hecha por hombres para hombres… y por tanto debe encerrar ese espíritu o interioridad, aunque sea bajo la apariencia de animales, extraterrestres, o individuos deshumanizados. El cine no debe perder de vista que su protagonista es el hombre y que está a su servicio –descanso y distracción, emoción y enriquecimiento, disfrute de los sentidos y reflexión…–, y por lo tanto dotar a sus personajes de resortes que el hombre esconde para ser feliz y libre, pedir perdón y rectificar, redimirse… Lógicamente, esta perspectiva será diferente según el género o el estilo de cada film, pero la comedia ligera o la de acción también deben ser reflejo del ser y actuar humano.


4. ¿Existen especializaciones dentro de la crítica de cine en cuanto a géneros de películas (terror, comedia, acción, animación…)?

Actualmente la especialización es una necesidad en todos los campos del saber, y también en el cine. Pero la vida impone a veces que se tenga que hablar de casi todo, tener que criticar todo tipo de películas… y cada una tiene sus códigos, su lenguaje, sus pretensiones… e incluso su público por edades. Aunque, como he dicho antes la crítica debe distanciarse de los gustos y las aficiones, es cierto que uno “se especializará” en el tipo de cine que le gusta… porque le interesa más y sabrá más de él.
En todo lo dicho hasta ahora, también hay que distinguir entre una crítica especializada –para entendidos, profesionales o incluso cinéfilos– y la crítica del periódico sobre los estrenos del fin de semana, entre una crítica breve de un par de párrafos y otra que cuenta con mayor espacio para desarrollar ideas… Aparte quedan, lógicamente, otros estudios de análisis e investigación, aunque puedan contener elementos críticos.


5. Hoy en día cualquiera puede ser un crítico de cine en los blogs personales o redes sociales ¿Corre peligro el género?

Pienso que no es bueno hablar de “peligros” sino de oportunidades que ofrece un nuevo medio. Aunque el calificativo de “crítico” no debe aplicarse unívocamente de todo el que escribe sobre cine, es cierto que con los espacios de internet hay más críticas de cine, y por tanto un número mayor de cosas prescindibles porque aportan poco… a la vez que también aparecen nuevas firmas que mejoran el nivel de la crítica. En la diversidad de puntos de vista –siempre que tengan calidad, rigor y ética– se encontrará una mayor riqueza, y esa “democracia de la crítica” dejará a cada uno en su sitio: los que no tengan valor se caerán ellos mismos de la red. Ya he dicho antes, por otra parte, que los blogs y webs son además una ocasión ideal para ejercitar esa libertad –con respeto y seriedad–, sin coacciones ni restricciones de poder adquisitivo, y eso es muy saludable.