lunes, 26 de octubre de 2009

La musica del azar: Nick Cave y PJ Harvey, "Henry Lee".



1996. Nick Cave publica Murder Ballads, una serie de canciones populares que tratan sobre amores y truculentas historias de asesinatos. En "Henry Lee" el bardo australiano se hace acompañar de la voz de azufre de PJ Harvey, con la que mantuvo en aquella época un corto y apasionado romance (se dice que ella es la inspiración de su siguiente disco, el majestuoso The Boatman's Call). Nick y PJ entrelazan voces, miradas y movimientos en un formidable crescendo hasta llegar al climax, un desenlace fatal, que como no podía ser de otra manera en una murder ballad, acaba en un asesinato.



domingo, 25 de octubre de 2009

miércoles, 21 de octubre de 2009

Encadenados por Hitchcock.


  • Sobre Encadenados (1946):
" Es el tema eterno del amor y del deber. Grant tiene que conseguir que Bergman se acueste con Rains, el rival. Es irónico, porque Grant está enfadado todo el tiempo. Rains era digno de simpatía, porque es víctima de una estafa, y con la víctima siempre simpatizamos, por muy tonto que sea. Además, creo que el amor que Rains siente por Bergman es mucho más fuerte que el de Grant"
  • Sobre la famosa escena del travelling del beso entre Cary Grant y Ingrid Bergman:
"Pensé que la caricia de los enamorados debía continuar y que nosotros debíamos seguirlos. Por eso, cuando llegan al teléfono, la cámara les sigue, sosteniendo el primer plano en todo momento, hasta el teléfono y hasta la puerta. Un plano continuo. Se trataba de no romper el instante de amor. No quería cortarlo, era algo emocional, el movimiento de la cámara.
La idea se me ocurrió hace muchísimos años, viajando en un tren de Boulogne a París. Era un domingo por la tarde, y el tren pasa muy despacio por un pueblo que se llama Ataples, a las afueras de Boulogne. Allí había una fábrica vieja de ladrillo rojo, y en un extremo de la fábrica se levantaba un muro enorme, muy alto. Al pie del muro había dos figuras pequeñas, un chico y una chica. El chico estaba orinando contra el muro, pero la chica le tenía agarrado del brazo, sin soltarse ni un momento. Miraba lo que hacía él, luego miraba a su alrededor y volvía a mirar abajo, para ver por donde iba él. Eso me dió la idea. No podía soltarle. El amor no debe ser interrumpido, ni siquiera por una micción.
  • Sobre la escena del célebre movimiento de grúa picado hasta la llave en manos de Ingrid Bergman:
"Ahí recurrimos de nuevo a lo visual. Hay una frase que dice: -En esta atmósfera llena de gente hay un objeto de importancia vital, la clave de todo .- Así, partiendo de la frase propiamente dicha, esa atmósfera llena de gente, la llevamos hasta su máxima expresión , y luego la reducimos a lo más esencial: una llave diminuta apresada en una mano. Es decir por medios visuales: la gente lo está pasando bien, pero no se dan cuenta de que se está desarrollando un drama. Y ese drama se resume en una llavecita."
(extraído del libro El director es la estrella, por Peter Bogdanovich. Volumen I)

martes, 20 de octubre de 2009

El amor y las latas de piña.




(Chungking Express, Wong Kar-wai, 1994)


  • Takeshi Kaneshiro: No la creí cuando dijo que íbamos a terminar, el dia de los Inocentes. Dejé que la broma durara un mes. Dede entonces, todos los días compro una lata de piña que caduca el 1 de Mayo. Porque a May le encanta la piña. El 1 de Mayo también es mi cumpleaños. Si May no cambia de opinión tras haber comprado 30 latas ... nuestro amor caducará también.

domingo, 18 de octubre de 2009

Dirigido por ... TRAN ANH HUNG.








Tran Anh Hung nació un 23 de diciembre de 1963 en una población situada al sur del antiguo Saigón, hoy llamado Ho Chi Minh City. En su país natal, Vietnam, vivió hasta poco antes de cumplir los 12 años. En 1975 tiene que trasladarse a París tras la caida de Saigón al final de la Guerra de Vietnam. En la capital gala fija su residencia y allí tiene su primer acercamiento al cine: " Un fotógrafo amigo de mis padres, a los 14 años, me dejó una cámara de 16 mm. Filmé un barco por el Sena mientras por encima pasaba un tren y en el cielo sobrevolaba un avión. Pensé que había rodado el plano más bonito del mundo".


En París cursa estudios de cine y dirige varios cortometrajes antes de debutar en el largo en 1993 con El olor de la papaya verde.


Por sus circunstancias personales podemos hablar de Tran Anh Hung como un cineasta franco-vietnamita en el que prima una sensibilidad heredada de sus orígenes asiáticos que juega un papel fundamental en la elaboración de su universo y su lenguaje cinematográfico. Todo ello, eso sí, pasado por el tamiz de la absorción de unos modos de vida y una cultura, occidentales, fruto de su estancia y educación en Francia. El realizador vietnamita reconoce su gusto por el cine clásico norteamericano, el cine y la literatura japoneses, y la influencia que en su formación cinematográfica han tenido nombres como Tarkovsky, Kurosawa y Bergman.


La primera película de Tran Anh Hung fue nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa y premiada en Cannes con la Cámara de Oro de mejor ópera prima. En un principio debía rodarse en Vietnam pero por problemas de producción se filmó integramente en Francia. Un Vietnam imaginado y recreado en estudio, que reproduce la atmósfera y la luz particular del país asiático. El director vietnamita y su operador, tras un viaje a Hanoi captaron una serie de impresiones, costumbres y actitudes que posteriormente transmitieron a los actores que intervinieron en la película, todos ellos residentes en Francia. El resultado final es deslumbrante. Más preocupado por la creación de una atmósfera sensorial en la que afloren la luz, los olores y sabores del Vietnam de los años 50, que en seguir una línea narrativa concreta, Tran anh Hung muestra en su primera obra una madurez impropia de un debutante.




Es una historia contada en imágenes, a través de una puesta en escena elegante y minimalista en la que los diálogos son muy escasos. La utilización de las elipsis es admirable en una película de tono contemplativo que relata un proceso de iniciación a la vida de una niña sirvienta, con naturalidad, lirismo y emoción contenida. Un título que confirmaba en los 90 al joven director vietnamita -30 años cuando dirigió El olor de la papaya verde - como uno de los nuevos talentos del cine mundial.En esta pelicula el director se encuentra con su musa, la bellísima Tran Nu Yên-Khê, con la que volverá a trabajar en toda sus películas y se convertirá años después en su esposa.




Sólo tardará dos años en volver a ponerse tras las cámaras. Cyclo (1995), rodada en Vietnam, describe el descenso a los infiernos de un adolescente de Ho Chi Minh City a quien roban su medio de sustento, un ciclotaxi a pedales, y que necesitado del dinero para pagarlo cae en el mundo caótico y violento del crimen organizado. Estamos ante un relato de inocencia perdida, corrupción, violencia y muerte en el que Tran Anh Hung contrapone constantemente la crueldad con la poesía de sus imágenes. Imágenes de una remarcable fisicidad en las que juegan un importante papel los exteriores rodados en la bulliciosa ciudad. El director vietnamita ahonda en los pequeños detalles y en los gestos de unos personajes que, a pesar de su cotidianeidad, son como su nombre indica, verdaderos arquetipos del melodrama: Cyclo, el joven que necesita de la máquina para subsistir debe ponerse al servicio del Poeta, un gángster y proxeneta que le introduce en un mundo en el que la violencia es la única salida. El tercer vértice es la Hermana de Cyclo, prostituta al servicio del Poeta. Co Cyclo Tran Anh Hung continúa con su cosecha de premios. En Venecia caen el León de Oro y el Premio de la Crítica Internacional.





En su tercera película Tran Anh Hung está más cerca del naturalismo contemplativo de El olor de la papaya verde que del radicalismo formal de Cyclo. Esta historia de 3 hermanas es todo luz y sensualidad. Cine que busca no sólo estimular la vista. Cine de los sentidos. Todos querríamos vivir esos despertares aletargados a ritmo de Lou Reed, Velvet Underground, Arab Strap ...
La película se articula en torno a la vida de 3 hermanas y una hermano durante el año que transcurre entre las dos celebraciones que conmemoran la muerte de sus padres. Las armoniosas imágenes de Pleno verano no siguen una línea narrativa convencional. Más bien tratan de sugerir impresiones y sensaciones, de mostrar instantes de tiempo. De ese modo los conflictos familiares son observados de forma esquinada, pudorosa, como corresponde a la mentalidad asiática, y los conflictos apenas se resuelven.
Los planos se toman su tiempo para captar esos fragmentos de tiempo que en su reiteración dan forma a la vida cotidiana. De nuevo las imágenes (fantástica la fotografía de Mark Lee) adquieren preponderancia sobre el lenguaje verbal para transmitir esa sensación de suspensión del tiempo. Los silencios, las miradas, los planos sostenidos de un rostro resultan más reveladores que mil palabras huecas. En fin, otra muestra de cine poético, reposado y sensual. Un paseo por los colores y olores de Vietnam.
Hasta aquí las tres películas de Tran Anh Hung estrenadas en España. En 2008 rueda en inglés el thriller I Come With the Rain en Hong Kong, Filipinas y Los Angeles. En el reparto vuelve a estar su mujer Tran Nu Yên-Khê junto a Josh Hartnett como protagonista, un ex policia de L. A. ahora detective privado que vive atormentado por el fantasma de un asesino en serie (Elias Koteas). Según declara el director "es una película de una belleza muy peculiar. La sensación que produce es algo que nunca que habéis experimentado previamente. Tardé doce años en hacer este film y hay mucho de mí mismo en él, es por eso que es tan importante." Visto así, la cosa promete.
Lo último que sabemos de Tran Anh Hung es que va a adaptar al cine la novela de Haruki Murakami, Tokio Blues. Su estreno en Japón está previsto para mediados del año próximo. En principio parece una buena elección, la de un director dotado de sensibilidad, elegancia y lirismo, para una novela que le va como anillo al dedo. La esperamos con ganas (la película).

martes, 13 de octubre de 2009

domingo, 11 de octubre de 2009

El cine y los jóvenes: ¿No recomendado o prohibido?



Desde el blog de Xavi Vidal Cinoscar & Rarities rescato esta oportuna reflexión :


El cine no solo cuenta historias: también las vende. Y para atraer al público, parece que todo vale. El póster de una película es muy importante y puede ser crucial a la hora de potenciar un posible éxito o fracaso. Pero hay algo que no suele recordarse: la calificación moral de las cintas. En algunos países, según qué calificación implica una obligación y cierto público, por ley, no puede acceder a ciertas películas. Donde hay moral, hay picaresca y disparidad de opiniones. España está creciendo en el seno del todo vale, y ello se traduce en una escasa atención a la clasificación de los films por edades. Pese a esto, es obvio que se precisa un buen sistema para evitar que algunos niños (también hay niños grandes: estos son los más imprevisibles y peligrosos) vean Agallas (está Hugo Silva, pero la violencia no debería ser apta) o Antichrist (un film de terror, pero no el idóneo para adolescentes calenturientos). ¿Qué sistema es el mejor?
Nuestra sociedad es bastante hipócrita. Nos escandalizamos cuando nos enteramos de un nuevo caso de violencia doméstica (algunos periodistas dicen 'violencia machista', término que encierra un sinfín de prejuicios: ¿y si la mujer maltrata al hombre?), pero no ocurre nada cuando un menor quiere pasar la tarde entre tiros y cuentos macabros. Existe demasiada flexibilidad a la hora de determinar qué deben ver nuestros menores; quienes, no olvidemos, serán nuestros políticos y/o delincuentes del futuro. El cine puede formar, pero, sin racionarlo, y si se carece de criterio propio, puede deformar. Las cosas ya no son lo que eran: Mentiras y gordas es la sensación de los más jóvenes (que tienen la sensación de ver algo prohibido) y películas como Up cada vez tienen más público adulto. ¿El mundo al revés?
Hemos malinterpretado el concepto de 'democracia'. Con dinero, uno puede ver la película que quiera en cualquier cine. Y si se opta por la descarga, las posibilidades de ver un film 'no recomendado' crecen. ¿Cómo implantar lo prohibido en una colectividad que lo quiere todo y al momento? Afortunadamente, la censura solo existe en los libros de historia, pero el camino actual no es el bueno. Los jóvenes se regodean con lo explícito, ignorando que lo que se deja intuir es, al menos en el cine, más potente que lo que se muestra. Estoy convencido de que podemos construir mejores sociedades con El vídeo de Benny que con Scream, con La vida de los otros que con Malditos Bastardos. Los inocentes chistes homófobos de Resacón en Las Vegas o Brüno pueden curtir sobremanera a futuros intolerantes. El real tema no está en racionar ni suprimir, sino en educar. Hay que enseñar a ver cine, aunque parezca una cosa obvia y adquirida per se. No todo es diversión: se necesita reflexión y, sobre todo, informar a las audiencias inexpertas que se puede y debe hablarse y pensar sobre un film. Lástima que los colegios e institutos no incluyan el visionado de películas en sus planes de estudio. Un craso error porque el cine es una herramienta de poder y de futuro, mucho futuro. Y sí: no es cosa de niños...

jueves, 8 de octubre de 2009

Bryce Dallas Howard. El futuro es suyo.










Filmografía seleccionada:
2007 Spider-Man 3 (Sam Raimi)
2006 La joven del agua (M. Night Shyamalan)
2005 Manderlay (Lars von Trier)
2004 El bosque (M. Night Shyamalan)

lunes, 5 de octubre de 2009

Si la cosa funciona (Woody Allen, 2009)



Tras el fructífero paréntesis londinense (Scoop, Match Point, Cassandra's Dream) y el monumental fiasco español de Vicky Christina Barcelona, Woody Allen estrena Si la cosa funciona, su penúltimo film (este verano acaba de rodar otro con un reparto de lujo: Anthony Hopkins, Naomi Watts, Antonio Banderas, Josh Brolin...) con el que regresa de nuevo a su adorada Nueva York, donde no rodaba desde Melinda y Melinda, y eso para un cineasta que mantiene la costumbre de rodar una película por año, es mucho tiempo.

El guión lo había escrito Allen allá por la década de los 70 para que lo protagonizara Zero Mostel pero el proyecto se frustró al morir el actor. Ahora lo retoma, lo pule, y se lo ofrece a Larry David, uno de los cómicos más populares de la TV de los Estados Unidos, creador de la serie Seinfeld y artífice y protagonista de Curb Your Enthusiasm.

Comienza la película con los sobrios títulos de crédito tan característicos de Woody Allen, y suena de fondo una banda sonora con Groucho Marx cantando en El conflicto de los Marx, toda una declaración de principios. Unos minutos después el protagonista abandona la charla con unos amigos en un café para dirigirse directamente a la cámara, al espectador que está en la sala, y suelta un genial monólogo que define al personaje. Con este tremendo arranque Si la cosa funciona nos convierte en sus cómplices y nos gana para la causa. Boris Yelnikoff (Larry David) viene a ser el alter ego más viperino de Woody Allen, un malhumorado genio misántropo que se tropieza por azar con una jovencita pueblerina de Sur (Evan Rachel Wood) con la que inicia una peculiar relación que cambiará las rutinas de su existencia para siempre. Larry David y su personaje Boris son lo mejor de la función. Un tipo peleado con el mundo, que se siente demasiado inteligente para soportar la vida, lúcido en su pesimismo, sarcástico hasta la médula, neurótico, que cada vez que abre la boca es para soltar una genialidad hilarante. Un personaje que figura desde ya en la antología de intelectuales neuróticos de las mejores ficciones allenianas.


Con Si la cosa funciona vuelve el mejor y más reconocible Woody Allen. Su ingenio para los punzantes diálogos sigue intacto. Un humor amargo y demoledor, negrísimo, que no deja títere con cabeza, recorre toda la película. Las frases del guión destilan ironía, desencanto y mala baba. Es un universo familiar para los allenófilos convencidos. Aparecen elementos, frases, gags que son reconocibles para los seguidores del director neoyorkino. La relación entre el intelectual maduro y la jovencita ya estaba en la trama de Manhattan, aunque con otra tonalidad. La utilización del humor y el sarcasmo para tratar temas profundos está presente en gran parte de su filmografía. El recurso de los monólogos de Boris dirigiéndose directamente a los espectadores de la película remite a los juegos de representación de La rosa púrpura de El Cairo. El mismo personaje de Boris Yelnikoff recuerda a otro malcarado protagonista, en este caso escritor, incorporado por el propio Woody Allen en otra ácida comedia, Desmontando a Harry.

En fin, si acaso retraerle al director de Manhattan una cierta tendencia a la teatralidad, pero ... si la cosa funciona ....



domingo, 4 de octubre de 2009

Bad Lieutenant (Abel Ferrara, 1992)




Un inmenso Harvey Keitel interpreta a un teniente de la policía encargado de investigar homicidios. Con las apuestas clandestinas de béisbol se ha endeudado con unos mafiosos. Intenta salir del embrollo pero se endeuda todavía más. Para evadirse cae en una espiral de drogas, alcohol y sexo amparándose en la impunidad que le proporciona su placa. A la vez investiga al caso de la agresión sexual a una joven monja, quien se opone a levantar cargos contra sus agresores.
Bad Lieutenant podría resumirse en una sola frase -como le gusta a los productores de Hollywood-, una historía de pecado y redención, o como un Schrader o un Scorsese -con quienes Abel Ferrara comparte obsesiones religiosas- en versión salvaje. Nueva York, retratada aquí de manera muy realista en sus rincones más sórdidos, es el escenario por el que discurren las andanzas del teniente corrupto.
Película dura, austera, negrísima, que no deja ningún agarre positivo para el espectador, Bad Lieutenant es un descorazonador descenso a los infiernos del alma humana, una espiral del vicio a la que se entrega con delectación el personaje de Harvey Keitel, buscando un sentido a su peregrinaje por la vida. Cuando investiga el caso de la monja violada con un crucifijo tiene visiones de un Cristo ensangrentado que se le aparece en la iglesia. Es entonces cuando busca comprender esa capacidad de piedad cristiana que es capaz de tener esa mujer que perdona a sus agresores.
Bad Lieutenant finaliza con una secuencia ejemplar a tono con el resto de la película, dura y áspera, afrontando la muerte sin efectismos: en plano general el coche conducido por Keitel se detiene junto a la acera. A su lado otro vehículo estaciona junto a él en doble fila dejando invisible para el espectador el coche del teniente. Se escuchan varios disparos y el otro coche se marcha rápidamente. Algunas personas se acercan para ver lo sucedido. La bulliciosa vida de la ciudad continúa.

jueves, 1 de octubre de 2009

Antes que el Diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet, 2007)

Sidney Lumet es un director forjado en la TV norteamericana que se inicia en el cine a finales de la década de los 50 y que cuenta en su haber con una filmografía de más de 40 películas, una obra coherente e interesante que abarca nada menos que 50 años de la Historia del cine estadounidense.

En 2007 Sidney Lumet, con más de 80 tacos a sus espaldas, se descuelga con una de sus mejores obras y una de las mejores películas de los últimos años, Antes que el Diablo sepa que has muerto, que es acogida por la crítica unánimemente de manera muy favorable. Se trata de un film intenso, enérgico, de impecable ritmo, que se sirve del magnífico guión de Kelly Masterson. Lo que comienza con el robo a una joyería como en un neothriller cualquiera, se va transformando poco a poco en una dura y seca tragedia familiar que lleva en sus imágenes un amargo discurso sobre el fracaso y la soledad. El guión está construido como un mecanismo complejo, muy bien manejado por Lumet, de vueltas atrás y adelante, y alternancia de puntos de vista sobre los sucesos que acontecen en la pantalla. A diferencia de lo que ocurre en cualquiera de los thrillers posmodernos, aquí los personajes no son simples marionetas esclavas del juguete guionístico. Son seres comunes, mediocres, frágiles, mezquinos, atrapados por la fatalidad. La peculiar estructura narrativa nos permite descubrir a los personajes poco a poco, añadiendo cada estrato una nueva dimensión, tanto al relato como a los propios personajes.

El veterano Lumet filma con la convición e intensidad dignas de un debutante y maneja una dirección de actores portentosa. Philipp Seymour Hoffman está, una vez más, soberbio en la piel de Andy, el hermano mayor que con su plan desencadena todo el drama. No se queda atrás Ethan Hawke en el papel de Hank, el hermano pequeño, un hombre con la palabra looser marcada a fuego en su frente. Marisa Tomei es la esposa de Andy y ocasional amante de Hank. Albert Finney es el padre, testigo incrédulo del drama y ángel vengador.

Antes que el Diablo sepa que has muerto, a ratos seca y sobria, otras intensa y angustiada, lanza una mirada desoladora sobre el tradicional concepto de familia, un retrato implacable sobre la mediocridad de unas vidas y la fatalidad que envuelve como tela de araña a aquellos que tratan de escapar de ella.