jueves, 16 de abril de 2009
El placer de los extraños (Paul Schrader,1990)
Insinuante y sensual el cartel de este The Comfort of the Strangers que se inspira claramente en Klimt, y utilizando esos tonos dorados que han sido la marca de fábrica del pintor austríaco nos muestra una Venecia de colores crepusculares envolviendo 4 figuras humanas desnudas, dos parejas, dos mujeres y dos hombres "en un juego de posesión sexual, sin reglas ni ganadores".
Una pareja de ingleses (Rupert Everett y Natasha Richardson) vuelven a Venecia intentando recuperar días más felices pasados en la bella ciudad, en una relación que se tambalea a causa del tedio que se ha instalado en sus vidas como un compañero de viaje no deseado. Una noche, perdidos en los laberintos de canales, puentes y callejuelas, se les presenta un extraño (un amenazador, pero seductor Christopher Walken) que les invita a su casa y les presenta a su mujer (Helen Mirren). Aquellos se dejan llevar en una relación que les va atrapando como una dulce tela de araña de consecuencias impredecibles.
El obsesivo Paul Schrader adaptando el universo asfixiante del novelista Ian MacEwan pasado por el guión del dramaturgo y Premio Nobel Harold Pinter, todo ello barnizado por la magnífica banda musical de Angelo Badalamenti. Schrader utiliza el guión de Pinter para poner en imágenes sus propios fantasmas y fantasías, potenciando un malsano erotismo a través de unos personajes atrapados por sensaciones desconocidas, en una Venecia decadente y metafórica, amenazante y melancólica, excelentemente fotografiada por Dante Spinotti.
Una película turbadora y desasosegante que te atrapa con esa atmósfera de cuento tenebroso a la luz del día, y con un final cortante -nunca mejor dicho-, que nos despierta de esa dulce pesadilla que acaba siendo el visionado de El placer de los extraños.
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2 comentarios:
No la he visto, tomo buena nota.
Saludos!
Me pareció extraña y obsesiva, malsana en general. No me disgustó pero tampoco la considero de las mejores del director.
Saludos.
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