El neoyorkino James Gray es una rara avis en el cine norteamericano actual, un cineasta distinto que se mueve entre el pasado (el thriller americano de los 70, cierto clasicismo formal) y el futuro (su manera de utilizar la ortodoxia de los géneros establecidos para ir más allá). Además es un director que se toma su tiempo. No quiere rodar nada que no lleve su firma en el guión o en el que haya participado. Con 25 años debutaba en 1994 con Cuestión de sangre, la historia de un matón profesional (Tim Roth) que retorna a su lugar de origen para realizar un encargo laboral. La otra cara del crimen es de 1998, y trata sobre un ex convicto (Mark Wahlberg) dispuesto a reformarse, que regresa a casa y se ve de nuevo empujado al mundo del crimen. Su tercera película, La noche es nuestra es un intenso drama policíaco-familiar (en el que repiten Mark Wahlberg y Joaquin Phoenix) que compitió en la sección oficial de Cannes.
Con Two Lovers cambia de registro genérico hacia el melodrama romántico con estructura de cuento moral, aunque mantiene una conexión con sus anteriores obras: el mostrar al núcleo familiar como centro de tensiones pero también como último refugio al que regresar.
Two Lovers es un un intenso drama romántico y urbano, una película de personajes insatisfechos e inseguros en busca de la felicidad, muy determinados por contextos familiares que les marcan. Leonard (convincente Joaquin Phoenix), Michelle (muy bien matizada Gwyneth Paltrow) y Sandra (guapísima Vinessa Shaw, a seguir) forman un extraño triángulo amoroso en el que la pasión es desplazada por la desesperación, la incertidumbre y las inseguridades.
El dilema moral que plantea Two Lovers -el hombre que se debate entre dos mujeres que representan dos formas opuestas de vida: una le ofrece la seguridad de lo convencional, la otra representa el riesgo, lo inesperado; la primera quiere cuidarle, él quiere cuidar a la segunda- es un clásico arquetipo narrativo. Gray mantiene la historia en ese nivel de sencillez para que la profundidad aparezca con sus personajes. La puesta en escena es un prodigio de depuración. El tempo, sosegado, pero cruzado por una subterránea crispación a punto de salir a la superficie. Las elipsis y los precisos encuadres -esos planos tan hitchcockianos de Leonard desde su habitación observando a Michelle ante la ventana- son magníficos.
Two Lovers confirma a James Gray como uno de los realizadores a seguir en el panorama del cine estadounidense.
5 comentarios:
Un Joaquin Phoenix tan vulnerable, y siempre tan al borde de desesperación y la locura, hace sentir la necesidad de protegerlo. Este actor me vuelve loca. La película me gustó.
Un beso para Joaquin
Es un film delicado como sus propios protagonistas, en el que todo es frágil, todo parece estar a punto de romperse. Parece haber siempre una nube negra sobre estos tres personajes, pero la tormenta nunca acaba de desatarse del todo porque la vida es mucho más puta que todo eso. La fatalidad no nos sacude en un solo golpe, sino que nos va minando poco a poco, en cada pequeño acto diario de cobardía, tras cada rutinaria concesión al fracaso. En Two Lovers apenas sale el sol: hay luz, sí, pero una luz gris y apagada y parece que el viento nunca para de soplar. Sin grandes alardes ni estridencias, sin escoger el camino fácil, con la misma tristeza que parece presidir esos encuentros de Gwyneth Paltrow y Joaquin Phoenix (inmensos los dos, sobre todo este último, en modo Brando contenido) en el tejado de su edificio, vamos siendo arrastrados por una historia en la que nadie quiere a quien debería ni encuentra una sola respuesta a sus preguntas hasta llegar a un falso final feliz sencillamente espectacular.
aNTONIO wALSAUT
Una buena película, la mejor de Gray, lo mejor de la Paltrow y sin embargo, le queda tanto aún a este chico... Me gustaría ver a Gray sin sus propias ataduras, más "fou", menos contenido. Algún día se parecerá de verdad a Coppola (que es lo que lleva buscando desde hace tiempo) y hablaremos de un gran cineasta...
Leolo,
me ha gustado mucho la película,y sí,tal cual dices,Leonard ha de plantearse ese dilema ante dos formas de vida distintas,opuestas:Sandra,dispuesta a cuidar de él,la opción más convencional y menos arriesgada y por otro lado,la opción más incierta y turbulenta,cuidar él de Michell.
Si tienes curiosidad,le dedico mi última entrada.
Saludos!
Como tú dices, es un clásico arquetipo narrativo... yo recuerdo mucho La vida en un hilo, de Neville.
(Estoy con DVD, lo mejor de la Paltrow, aunque no lo tenía difícil...).
La película es muy interesante, sin duda.
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