Los dos primeros discos de Portishead son, hoy por hoy, dos clásicos de la música popular, dos obras que han ejercido una enorme influencia en toda la música posterior. Los de Bristol ostentan desde entonces un estatus de grupo de culto pese a la inactividad creativa que vino después.
En su música encontramos una perfecta conjunción de elementos orgánicos y electrónicos, mediante ritmos ralentizados, narcóticos y penetrantes, que parecen estar en permanente estado de ensoñación. En sus envolventes atmósferas, aparecen referencias de cine negro. Sus extrañas melodías suenan siempre impredecibles. Una rara belleza se apodera de las cadencias angustiosas -rotas por cortes rítmicos, scratches, samples- que declama la voz quejumbrosa de Beth Gibbons, como una Billie Holliday de la era de la electrónica. La cantante de Portishead puede sonar pasional y distante a un tiempo, fuego y hielo en el mismo vaso, ahogando quejidos y susurros.
En sus ritmos letárgicos hallamos ecos de Badalamenti y Morricone. sus profundas líneas de bajo nos inundan las entrañas. Geoff Barrow y Adrian Utley utilizan las canciones como puzzles. Crean, recortan, guardan y pegan con la maestría del mejor prestidigitador. Sus partituras de deep hip hop blues, soul, jazz, torch song, dub, electrónica, soundtracks... nos pueden llevar a las más abisales cimas de la desolación o acompañarnos en los días más felices de sol, amor y verano. Portishead, simplemente buena música.
.En su música encontramos una perfecta conjunción de elementos orgánicos y electrónicos, mediante ritmos ralentizados, narcóticos y penetrantes, que parecen estar en permanente estado de ensoñación. En sus envolventes atmósferas, aparecen referencias de cine negro. Sus extrañas melodías suenan siempre impredecibles. Una rara belleza se apodera de las cadencias angustiosas -rotas por cortes rítmicos, scratches, samples- que declama la voz quejumbrosa de Beth Gibbons, como una Billie Holliday de la era de la electrónica. La cantante de Portishead puede sonar pasional y distante a un tiempo, fuego y hielo en el mismo vaso, ahogando quejidos y susurros.
En sus ritmos letárgicos hallamos ecos de Badalamenti y Morricone. sus profundas líneas de bajo nos inundan las entrañas. Geoff Barrow y Adrian Utley utilizan las canciones como puzzles. Crean, recortan, guardan y pegan con la maestría del mejor prestidigitador. Sus partituras de deep hip hop blues, soul, jazz, torch song, dub, electrónica, soundtracks... nos pueden llevar a las más abisales cimas de la desolación o acompañarnos en los días más felices de sol, amor y verano. Portishead, simplemente buena música.
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3 comentarios:
Mientras me doy un paseo por los blogs, de fondo, homenajeando esta entrada, suena el Dummy. Cómo pasan los años!!! Maravilloso disco, sin duda.
Qué opinas de Third?
Third no esta mal, pero es algo irregular. Algunas canciones se me atragantan.
Cómo pasan los años, Lu!!!
Portishead es definitivamente una de las mejores bandas que he escuchado, sin duda. La gente los cuestiona a veces, y su música es muy difícil de catalogar, pero es que no es música para ser catalogada sino disfrutada, y bueno, son atrevidos, e inmensamente creativos, su música te mueve desde dentro. Muy buena reseña realizaste de sus trabajos, la apoyo totalmente, pero concuerdo contigo en cuanto a que el THIRD es algunas veces difícil de tragar, no obstante, no lo cuestiono, de repente esta muy avanzado en su época, y de aquí a unos años lo disfrutaremos más, jejeje, de cualquier forma no deja de interesarme su trabajo
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