Operación Pacífico es una comedia que comienza de la manera más seria, como si se tratara de un drama bélico. Un submarino va a ser enviado al desguace. El almirante Sherman (Cary Grant) -antiguo capitán del Tiger Sea en los tiempos de la 2ª Guerra Mundial- llega momentos antes de que ocurra. Recorre sus estancias con evidente nostalgia, quiere despedirse del compañero de fatigas que les albergó en aquellos dramáticos momentos de la guerra. Cuando entra en su camarote, encuentra el que fue su diario de a bordo y comienza a leerlo, y de esa manera tan clásica, se introduce el largo flashback que nos lleva a la costa filipina en plena 2ª Guerra Mundial y que es la base de la película hasta la última secuencia en que se vuelve al tiempo inicial, y que funciona como epílogo. Tras un fulgurante ataque de la aviación japonesa. El Tigre del Mar resulta seriamente dañado. El capitán Sherman y sus hombres proponen al mando arreglarlo para poder llegar hasta un astillero en el que será reparado. Tienen dos semanas para conseguirlo. Pero en Operación Pacífico, a pesar de la muy conseguida ambientación y diseño de producción, no asistimos a ninguna hazaña bélica, ni a epopeyas de heroísmo submarino. Tan solo hay una acción de guerra, cuando el Tiger Sea viaja renqueante hacia el astillero y tiene la oportunidad de hundir un destructor japonés, acción que acaba de forma cómica con el lanzamiento involuntario de un torpedo que tras cruzar la playa, desviado de su objetivo real, hace estallar un camión. Habrá otro bombardeo japonés pero esta vez parece menos dramático al introducir Edwards un elemento chocante. Los soldados celebran en cubierta el Año Nuevo con un gran festín que se ve interrumpido por el ataque. Al sumergirse el submarino precipitadamente, toda la comida y la bebida queda barrida por el oleaje que provoca la inmersión, es una idea brillante de puesta en escena.
Operación Pacífico es una comedia que se introduce sutilmente en un realista entorno bélico o tambien un film bélico con elementos de comedia. Hay en ella un interés claro por el contexto en que se desarrolla, por la insistencia en situar geograficamente la historia y en unas fechas determinadas, como ocurre con otra comedia de Edwards también anclada en la 2ª Guerra Mundial, la ácida ¿Qué hiciste en la guerra, papi? (1966). Desde ese bien delimitado entorno realista, Edwards introduce de modo natural, sin forzar, elementos cómicos. Lo absurdo se apodera de lo cotidiano y nace el humor. El film se desliza hacia la comedia desde el momento en el que Holden (Tony Curtis) es nombrado jefe de suministros de la nave. El teniente Holden es un personaje ajeno al estamenro militar. En su primera aparición, todo vestido de blanco, los hombres de Sherman se burlan de él. Pero consigue ganarse la confianza del capitán saltándose todos los reglamentos legales para conseguir lo que necesitan, robando piezas o incluso comida (hilarante la secuencia con el cerdo). Siguiendo con esa intromisión de elementos ajenos, 5 mujeres oficiales se convierten en nuevos e indeseados tripulantes del submarino, generando en la tropa un sinfín de reacciones, que van de lo ingenioso a lo más previsible. Esa irrupción de lo femenino en un universo tan cerrado y normalizado como el de la tripulación de un submarino pone en peligro el status masculino y los espacios reservados a él. Pero la guerra de sexos sólo puede acabar, según Edwards... en matrimonio. En el epílogo lo sabremos.
Algunos momentos a recordar: la secuencia en la que los buques americanos atacan al submarino creyéndolo enemigo, y que se resuelve lanzando la ropa interior femenina como si fuera un torpedo; el momento en el que el submarino, pintado de rosa, regresa a puerto ante las mofas de los marines; las escenas del robo de piezas y material por parte de Holden y sus hombres resueltas con acertadas elipsis; el roce en los estrechos pasillos del submarino entre los hombres y los exuberantes pechos de la teniente Crandall; la ropa interior femenina como útil recurso para reparar desperfectos en la sala de máquinas del submarino.
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Operación Pacífico es una comedia que se introduce sutilmente en un realista entorno bélico o tambien un film bélico con elementos de comedia. Hay en ella un interés claro por el contexto en que se desarrolla, por la insistencia en situar geograficamente la historia y en unas fechas determinadas, como ocurre con otra comedia de Edwards también anclada en la 2ª Guerra Mundial, la ácida ¿Qué hiciste en la guerra, papi? (1966). Desde ese bien delimitado entorno realista, Edwards introduce de modo natural, sin forzar, elementos cómicos. Lo absurdo se apodera de lo cotidiano y nace el humor. El film se desliza hacia la comedia desde el momento en el que Holden (Tony Curtis) es nombrado jefe de suministros de la nave. El teniente Holden es un personaje ajeno al estamenro militar. En su primera aparición, todo vestido de blanco, los hombres de Sherman se burlan de él. Pero consigue ganarse la confianza del capitán saltándose todos los reglamentos legales para conseguir lo que necesitan, robando piezas o incluso comida (hilarante la secuencia con el cerdo). Siguiendo con esa intromisión de elementos ajenos, 5 mujeres oficiales se convierten en nuevos e indeseados tripulantes del submarino, generando en la tropa un sinfín de reacciones, que van de lo ingenioso a lo más previsible. Esa irrupción de lo femenino en un universo tan cerrado y normalizado como el de la tripulación de un submarino pone en peligro el status masculino y los espacios reservados a él. Pero la guerra de sexos sólo puede acabar, según Edwards... en matrimonio. En el epílogo lo sabremos.
Algunos momentos a recordar: la secuencia en la que los buques americanos atacan al submarino creyéndolo enemigo, y que se resuelve lanzando la ropa interior femenina como si fuera un torpedo; el momento en el que el submarino, pintado de rosa, regresa a puerto ante las mofas de los marines; las escenas del robo de piezas y material por parte de Holden y sus hombres resueltas con acertadas elipsis; el roce en los estrechos pasillos del submarino entre los hombres y los exuberantes pechos de la teniente Crandall; la ropa interior femenina como útil recurso para reparar desperfectos en la sala de máquinas del submarino.
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