lunes, 16 de febrero de 2009

La música del azar: Stina Nordenstam, "Crime".




La sueca Stina Nordenstam es todavía -y así lo quiere ella- el placer oculto de unos pocos. La suya es una voz aguda y oscura, quebradiza y susurrante, como la de una niña que no quiere crecer. Una voz tan cercana al oido como un secreto. Sus relatos de tristeza, duda y desesperanza son tan íntimos que sabe mal propagarlos.
Recomendar a Stina es perder la exclusiva de un amor perfecto.



jueves, 12 de febrero de 2009

Llorar de Audrey.



Leido en ... http://www.elpais.com/ :



Es bueno comprobar, conforme pasa el tiempo, que hay personas que permanecen. Audrey Hepburn cumpliría ochenta años en mayo -¿se lo pueden creer?-, y una nutrida población de seguidores -pues con nosotros se podría fundar un pequeño Estado bastante hermoso- la seguimos recordando y seguimos emocionándonos a causa de las lecciones de belleza, bondad y gran clase que de ella recibimos. Audrey cuenta con un récord único en el mundo del cine: no tuvo que morir a los veinte para que el suyo fuera un cadáver -cómo odio esta palabra relacionada con ella- hermoso. Fue lo que siempre fue hasta que murió, por enfermedad y serenamente, a una edad ya avanzada aunque no la suficiente. Ojalá estuviera viva.

Pero lo está. Con motivo de la exposición de parte de su vestuario en ese estupendo espacio de cine que tiene lugar en Granada -hasta el 31 de marzo: merece una peregrinación-, en el programa de la SER La ventana, Gemma Nierga y Jaume Figueras le hicieron una entrevista a su hijo mayor, Sean Hepburn Ferrer, encargado de preservar y compartir el patrimonio-memoria de su madre. Me la pasé, la entrevista, llorando. No de pena ni de nostalgia. Llorando de Audrey, que es una preciosa forma de llorar, como se llora leyendo un poema o escuchando una música, o recordando a los que amamos cuando su evocación ya no nos duele.
Contó Sean Hepburn Ferrer una anécdota preciosa. Y es que, cuando los encargados de casting (la palabra inglesa me gusta mucho más que la española reparto, que parece ir en camión) de la película Always, de Steven Spielberg, se reunieron para determinar quién haría el papel de Ser del Otro Mundo, alguien planteó la siguiente pregunta: "¿Y si Dios fuera mujer?". Y todos a una respondieron: "¡Audrey Hepburn!". Y así fue como la eligieron. Por Dios, no por Santurrona. Ella, que hizo dos veces de monja, nunca nos dejó esa imagen de intocada o de pureza. Lo suyo era otra cosa. Humanidad. En Historia de una monja era una mujer con dudas y dilemas que acaba dejando el convento. Y en Robin y Marian era una malcasada con el Señor que aguardaba el regreso -o lo añoraba- de aquel truhán que la dejó por Ricardo Corazón de Sabandija y la Cruzada de los Necios.
Billy Wilder, que la dirigió en Sabrina y Ariane, era un hombre sumamente ingenioso que a veces se perdía por una buena frase. Solía decir que a Audrey no se le podía poner a hacer el amor en una película, que nadie lo creería o no lo soportarían. Se equivocaba. Stanley Donen la convirtió en adúltera en Dos en la carretera, y en amarga esposa a ratos, después de haberla metido en la cama en memorables escenas, llenas de romanticismo unas, y de doloroso cinismo otras, con Albert Finney. Donen lo hizo con tanta maestría que sólo nos quedó para la memoria un filme que es real como la vida y maduro como el arte, y una protagonista que trascendía la banalidad de las convenciones para transmitir, con la intensidad de su rostro anguloso, el peso de la experiencia. Dos en la carretera es una de sus mejores películas y quizá la más dura (aunque Ariane tampoco sea una comedia, pese a sus apariencias), y, según su hijo, hoy día se estudia el vestuario que Audrey luce porque determina las épocas en que transcurren los diferentes flash-backs. Junto con los modelos de automóviles, añadiría yo.
En la entrevista mencionada se abrió el micrófono y compareció una niña de diez años, creo recordar que se llamaba Victoria, que, emocionada, contó que quería ser como Audrey Hepburn (Sean le prometió recibirla en Granada y contarle cosas exclusivas de su madre), y otra oyente explicó que había crecido viendo Guerra y paz. ¡Aquella Natasha!
Quizá fue por su experiencia de hambre y bombardeos en la Europa de la II Guerra Mundial, de aquella infancia tan dura, que Audrey Hepburn obtuvo el don de emocionarnos desde que su sonrisa y su capacidad para entender la desdicha iluminaron la pantalla en Vacaciones en Roma.
Sí, llorar de Audrey es una de las mejores terapias que pueden ocurrirnos.

MARUJA TORRES

lunes, 9 de febrero de 2009

Saffron Burrows.



Nacida en Londres el 1 de Marzo de 1973, hija de militantes socialistas, estudió arte dramático desde los 12 años. Tuvo sus años punk con el apodo de Street Dog en la banda The Stockney Posse. Una vez acabada la universidad y en un concierto de su grupo en los patios del Covent Garden, un cazatalentos se fijó en ella y la introdujo en el mundo de la moda donde paseó su elegante y delgada figura para firmas como Chanel o Yves Saint-Laurent.
Un pequeño papel en Welcome to the Terra Dome (Ngozieah Onwurah) hace que se fije en ella Jim Sheridan y la contrate para En el nombre del padre, su primer papel importante.


Se declara apasionada de la cultura española. Habla un perfecto castellano. "Por fin he podido leer a Federico García Lorca, Pablo Neruda y García Márquez en su propia lengua.Es un placer indescriptible."



Muy comprometida en temas sociales, es vicepresidenta del Movimiento Nacional de Derechos Civiles además de firme activista feminista.



Mel Gibson la rechazó para Braveheart porque le pareció demasiado alta para él. Y Woody Allen la reemplazó como la supermodelo de Celebrity porque necesitaba a alguien más vulgar. Finalmente el papel fue a parar a Charlize Theron.



Filmografía seleccionada:
1993 En el nombre del padre (Jim Sheridan)
1995 Círculo de amigos (Pat O'Connor)
1997 Después de una noche (Mike Figgis)
1999 The Loss of Sexual Innocence (Mike Figgis)
1999 Miss Julie (Mike Figgis)
1999 Deep Blue Sea (Renny Harlin)
2000 Timecode (Mike Figgis)
2001 Hotel (Mike Figgis)
2001 Enigma (Michael Apted)
2001 Juego de Seducción (Bill Bennett)
2002 Frida (Julie Taymor)
2003 El misterio Galíndez (Gerardo Herrero)
2003 Peter Pan (P.J. Hogan)
2004 Troya (Wolfgang Petersen)
2006 Klimt (Raoul Ruiz)
2006 Fay Grim (Hal Hartley)





El gran carnaval (Billy Wilder, 1951)


Si algo caracteriza la filmografía de Billy Wilder es la acidez, ferocidad y lucidez con la que retrata ciertos aspectos del american way of life. Ahí están para atestiguarlo títulos como El apartamento, La tentación vive arriba, Uno, dos, tres, En bandeja de plata o Primera plana. Pero tal vez en ferocidad ninguna se acerca a El gran carnaval, retrato corrosivo y amargo del periodismo amarillo y sensacionalista, del voyeurismo morboso de las masas alienadas y de la corrupción institucional.
El film parte de un guión del propio Wilder en colaboración con Walter Newman y Lesser Samuels, y nos presenta a Charles Tatum (Kirk Douglas) periodista neoyorkino que ha salido rebotado de varios periódicos por su afición al alcohol y a las mujeres (de sus directores), y por su carencia de escrúpulos. En Nuevo México busca una oportunidad en un periódico local, el Sun Bulletin, en espera de tiempos mejores, y ésta surge cuando por azar se tropieza con la noticia: un hombre ha quedado atrapado en una vieja mina cuando buscaba restos arqueológicos indios. A partir de ahí Tatum manipula a unos y a otros consiguiendo demorar el rescate durante seis días con la connivencia del alcalde y el sheriff locales, orquestando un espectáculo de intención supuestamente informativa, para conseguir la exclusiva de la noticia y venderla por capítulos a los principales rotativos del país. El gran carnaval del título en español hace referencia al gran negocio que se monta en torno al suceso con la llegada de miles de curiosos, a los que incluso se les llega a cobrar 1 dólar por acceder al lugar.
En las películas de Wilder podemos encontrar tipos de lo más mezquino y ruín -ahí están el Walter Neff de Perdición, el Joe Gillis de El crepúsculo de los dioses, el Jeff D. Sheldrake de El apartamento o el Willie Gingrich de En bandeja de plata-, pero la fría codicia de Charles Tatum se lleva la palma. No obstante Wilder no le señala con el dedo como el malo de la película sino que carga las tintas con virulencia en la descripción de esas masas que babean por el morbo y disfrutan en la contemplación del circo de la desgracia ajena. Ese mismo público que desde sus coches sigue el espectáculo como si viera una película en un autocine. Subido en lo alto de la colina desde la que maneja las multitudes, Tatum parece el director de una de las grandes superproducciones hollywoodienses de la época.
No es pues de extrañar que una película tan dura, que tiraba con bala y de frente, a la hipocresía del ciudadano norteamericano, el propio público al que iban dirigidas las películas, cosechase un rotundo fracaso económico, y de hecho El gran carnaval se convirtió en una especie de film maldito.
La película de Wilder, vista a estas alturas del 2009, se nos presenta de una actualidad absoluta. Es indudable que El gran carnaval se adelantó a su tiempo. Hoy después de darnos un paseo zapeando por la basura cotidiana de nuestras cadenas de televisión, podemos decir: ¡¡¡ Qué sabio eres, Billy !!!

jueves, 5 de febrero de 2009

Kristin Scott-Thomas.



Prince, el cantante de Minneapolis,se topó un día con ella y quiso convertirla en su musa. Le dió el papel principal en Under the Cherry Moon (1986), dirigida por el propio músico. Difícilmente su debut en el cine pudo ser peor. La película obtuvo 8 nominaciones a los Razzies, dos de ellas directamente relacionadas con Kristin, las de peor actriz y peor novata. No ganó ninguno de ellos. Madonna la superó. A partir de ahí su carrera no podía ir a peor, pero nada hacía presagiar el vuelco en su trayectoria profesional hasta nuestros días.


Pero para llegar al prestigio del que ahora goza ha tenido que recorrer un largo trayecto. No sé si esa expresión de melancolía y tristeza de su rostro procede de su infancia, de cuando murió su padre, piloto militar, en un accidente de aviación, cuando ella tenía cuatro años, historia que se repitió siete años desúés con la muerte de su padrastro en accidente similar. Sus comienzos como intérprete también fueron desalentadores. Se matriculó en el Central School of Speech and Drama de Londres en contra de la opinión de su madre. Una vez allí sus profesores le aconsejaron dedicarse a otra cosa. Pero ella no se rindió y marchó a París. Allí inició sus estudios en la Ecole Nationale des Arts et Techniques du Theatre mientras se mantenía trabajando de niñera. En esta época conoce a François Oliviennes con el que se casará y tendrá tres hijos. Pronto consigue papeles en algunas obras de teatro y series televisivas.


Tras el fracaso al lado de Prince interviene en papeles secundarios en películas francesas hasta que Roman Polanski la escoge para Lunas de hiel (1992), una oscura historia de pasión y sexo en la que interpreta a Fiona, mujer de apariencia fría pero con un volcán en su interior (cuando su marido flirtea con Mimi le suelta un contundente: Cuidado, puedo superarte en todo). Kristin tiene 32 años y su carrera empieza a despuntar.




El gran éxito comercial de Cuatro bodas y un funeral (1994) le reporta sus dosis importantes de popularidad, lo cual se traduce en múltiples ofertas de trabajo. Luce esplendorosa en traje de época en Angeles de insectos (1995). En 1996 forma parte de la 1ª entrega de la franquicia Misión imposible. Pero su éxito definitivo a nivel mundial le llega con El paciente inglés donde enamora a Ralph Fiennes y a todos nosotros. A partir de ahí, plenamente consolidada, trabaja con directores de prestigio como Sydney Pollack y Robert Altman.

Los 40 le sientan estupendamente y esta década encadena película tras película, manteniendo siempre el nivel. Sólo por su presencia vale la pena darle una oportunidad a cada uno de sus films.

A pesar de residir en Francia desde hace muchos años, hasta el año pasado no tuvo su primer papel protagonista en una película francesa. Se trata de Hace mucho que te quiero debut en la dirección de Philippe Claudel, escritor francés. En ella una inmensa Kristin Scott-Thomas salva del naufragio una función cuyo guión chirría en demasiados momentos.


Kristin Scott-Thomas es una mujer tozuda. Se empeñó en ser una buena actriz. Doy fe que lo ha conseguido plenamente. Y todavía nos quedan muchas películas para disfrutarla.
Filmografía seleccionada:
1992 Lunas de hiel (Roman Polanski)
1994 Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell)
1995 Angeles e insectos (Philip Haas)
1995 Misión imposible (Brian de Palma)
1996 El paciente inglés (Anthony Minghella)
1997 El hombre que susurraba a los caballos (Robert Redford)
1999 Caprichos del destino (Sydney Pollack)
2000 El misterio de la villa (Philip Haas)
2001 Gosford Park (Robert Altman)
2004 Arsene Lupin (Jean-Paul Salomé)
2005 Alta sociedad (Martha Fiennes)
2005 Man to Man (Régis Wargnier)
2006 El juego de los idiotas (Francis Veber)
2007 The Walker (Paul Schrader)
2008 Las hermanas Bolena (Justin Chadwick)
2008 Hace mucho que te quiero (Philippe Claudel)
2008 Una familia con clase (Stephan Elliott)

Charada (Stanley Donen, 1963)


--- Cary Grant: ¿Nos conocemos?
--- Audrey Hepburn: ¿Por qué habríamos de conocernos?
--- Cary Grant: No sé. Me lo ha parecido.
--- Audrey Hepburn: Conozco a muchísimas personas. Hasta que no haya bajas no me queda lugar para nuevas amistades.
--- Cary Grant: En cuanto uno de sus amigos muera, avíseme.
--- Audrey Hepburn: Cobarde.
--- Cary Grant: ¿Cobarde?
--- Audrey Hepburn: Se da por vencido enseguida, ¿eh?

domingo, 1 de febrero de 2009

Lienzos de celuloide.

1- Miguel Angel.

El tormento y el éxtasis (Carol Reed, 1965): basada en un best-seller de Irving Stone. Charlton Heston es Miguel Angel, el genial pintor renacentista que pinta sin prisa la Capilla Sixtina. Rex Harrison es el Papa Julio II quien le hace el encargo. El film se limita a reflejar de manera esquemática y superficial esta época , y las tormentosas relaciones entre estos dos personajes.


2- Caravaggio.



Caravaggio (Derek Jarman, 1986): Construida a partir del soliloquio alucinado del agonizante protagonista, esta recreación fílmica de la existencia del pintor renacentista puede llegar a aburrir o irritar a todos los que no comulguen con el esteticismo decadente filogay característico de Jarman.

3- Rembrandt.


Rembrandt (Alexander Korda, 1936): biografía del pintor holandés, con abundante fantasía made in Hollywood, centrada en sus últimos años de vida, tras la muerte de su esposa. Korda recrea la Holanda del siglo XVII en estudio con su exuberancia característica. Charles Laughton interpreta al pintor en uno de sus mejores trabajos.


4- Vermeer.




La joven de la perla (Peter Webber, 2003): dirigida por el debutante Peter Webber y con una jovencísima Scarlett Johansson como "la joven de la perla", la película basada en la novela de Tracy Chevallier, destaca por su elaborado trabajo de reconstrucción de época y por la fotografía de Eduardo Serra, minuciosa y muy lograda adaptación al cine del ambiente visual que transmiten los cuadros de Vermeer.

5- Goya.


Goya en Burdeos (Carlos Saura, 1999): Paco Rabal se pone por tercera vez en la piel del pintor aragonés en este drama que ahonda en la visión estética del artista. La trama le sitúa en su exilio francés de Burdeos, rememorando su juventud y madurez encarnadas por el actor José Coronado. Carlos Saura se aparta del realismo y busca elementos de puesta en escena próximos al teatro y a la pintura.


6- Toulouse-Lautrec.



Moulin Rouge (John Huston, 1952): José Ferrer interpreta al pintor en esta historia de un individuo marginal de físico deforme que intenta abrirse camino con su arte ante la incomprensión social. Huston le ve como un perdedor incomprendido que convierte ese fracaso en acicate creativo. El resultado, a pesar de la cuidada fotografía que se identifica con la tonalidad cromática del pintor, es una película plana, sin garra y llena de tópicos.

7- Van Gogh.



El loco del pelo rojo (Vincente Minnelli, 1956): biopic de Van Gogh, interpretado por un excelente Kirk Douglas, un film lleno de pasión y vitalidad con una magnífica utilización de la luz y del color. Adaptación del libro de Irving Stone rodada en las mismas localizaciones en que vivió el artista. Un gran clásico. Una gran película.

Van Gogh (Maurice Pialat, 1991): centrada en los últimos meses de su vida antes del suicidio, se aparta de otras aproximaciones cinematógraficas al personaje y de las convenciones del biopic. Pialat da por hecho que todos conocemos la biografía del pintor y reinterpreta al personaje histórico a su manera: apenas vemos a Vincent (interpretado con tensa frialdad por Jacques Dutronc) pintar, hay personajes inventados, no existen los flashbacks explicativos. Van Gogh es presentado como un ser desengañado de todo y de todos.

8- Amedeo Modigliani.


Los amantes de Montparnasse (Jacques Becker, 1958): clásico del cine francés marcado por la fatalidad. El proyecto inicial lo iba a dirigir Max Ophuls, pero al morir fue aplazado. Jacques Becker lo retomó en plena enfermedad que dos años después lo llevaría a la tumba. El protagonista Gerard Philippe, de 35 años, también moriría poco después de terminar el rodaje. El film trata acerca del último año del pintor, su mísera existencia , sus problemas con alcohol y drogas, sus difíciles relaciones con sus amantes (Anouk Aimée, Lili Palmer). A Becker le interesa, más que el mundo de la pintura, la tragedia de un hombre condenado a morir que sólo en el amor encuentra un efímero placer en su desdichada vida.


9- Klimt.

Klimt (Raoul Ruiz, 2006): no encontraremos en el Klimt de Raoul Ruiz ni exactitud histórica ni una biografía al uso. Todo el film es una rememoración del pintor austríaco en su lecho de muerte, de marcado tono onírico, sin una trama lineal a que agarrarse, una fabulación muy subjetiva sobre un personaje conocido. De esta forma nos vamos asomando al universo artístico de Klimt, a su personalidad, a su reconocible mundo cargado de misterio , erotismo y belleza.


10- Munch.




Edvard Munch (Peter Watkins, 1973): filmada con actores no profesionales que representan, sin hablar casi nunca, las circunstancias de la vida del artista. Este trabajo de Watkins viene a ser una obsesiva, por minuciosa y detallista, reconstrucción de tono didáctico, al estilo rosselliniano, de la vida del pintor, con una omnipresente y explicativa voz en off -la del propio realizador- que viene a sustituir la casi total ausencia de diálogos.

11- Picasso.



Sobrevivir a Picasso (James Ivory, 1996): conocemos a Picasso -prodigioso Anthony Hopkins- a través de los ojos de Françoise (Natascha McElhone), una de las mujeres con que compartió su vida. Este retrato de madurez del pintor malagueño nos lo muestra como un ser tiránico, egocéntrico y posesivo. Las mujeres son presentadas como las víctimas de su temperamento. Esta perspectiva un tanto maniquea procede de la autora del libro en el que se basa la película, la periodista Arianna Stassinopoulos Huffington.


12- Frida Kahlo.


Frida (Julie Taymor, 2002): Salma Hayek, también coproductora de la cinta, y Alfred Molina interpretan a la pareja Frida Kahlo-Diego Rivera, matrimonio que jugó un papel esencial en la vida cultural y política del México del siglo XX. La ficción recorre toda la vida de Frida, incluidos el brutal accidente que la dejó inválida, su vida sentimental sin complejos y su tormentosa relación con Diego Rivera. El trabajo de Taymor destaca especialmente en la evocación de la época y en la utilización de los colores cracterísticos de la paleta de Frida para expresar estados de ánimo, así como en la forma de insertar detalles de la vida de la artista en su propia obra a través de encuadres que representan algunos de sus lienzos.

13-Francis Bacon








El amor es el demonio (John Maybury, 1998): La película se abre en 1971 con un Francis Bacon consagrado internacionalmente, inaugurando una exposición retrospectiva en el Grand Palais de París, coincidente con el suicidio de Georges Dyer, su amante. Luego retrocede hasta 1964 cuando Dyer, un ladron de poca monta, irrumpe en la vida (y obra) de Bacon. Maybury otorga a la realización una"composición baconiana" mediante la estética deformada, texturas grumosas, efectos de color, luces distorsionadas, de la que en ocasiones, peca en exceso.

14-Pollock.






Pollock (Ed Harris, 2000): debut en la realización de Ed Harris quien también interpreta al pintor expresionista abstracto Jackson Pollock, dando rienda suelta a su lado más histriónico, mostrando al pintor como un hombre arisco, torturado, parco en palabras, ciertamente antipático. Lo más interesante está en las escenas en las que Harris interpreta a Pollock en pleno proceso creativo.

15- Basquiat.



Basquiat (Julian Schnabel, 1996): debut en la dirección del artista plástico y también pintor Julian Schnabel, y amigo personal de Basquiat. La película narra la vida del pintor Jean-Michel Basquiat, su rápido ascenso a la fama, hasta su muerte a los 27 años de una sobredosis de heroína. Basquiat plantea el eterno conflicto entre el genio rebelde incomprendido y la sociedad en la que se mueve, en este caso la New York de los 70. Destacar la aparición de David Bowie interpretando a Andy Warhol.

16- Antonio López.

El sol del membrillo (Antonio López, 1992): documental de ficción o ficción documental, es tan sólo una etiqueta, da lo mismo cómo lo llamemos. Tenemos por una parte al pintor Antonio López tratando de captar en un lienzo al sol madurando los frutos en un membrillero que él mimo plantó en el patio de su casa. De otro lado está el director Victor Erice que en un segundo plano contempla, espera, filma, tratando de llegar al fondo del cómo transcurre el proceso de la creación de un cuadro, Película pausada, que se toma, y mucho, su tiempo, no apta para impacientes,