miércoles, 21 de julio de 2010
Carta breve para un largo adiós, de Peter Handke.
sábado, 17 de julio de 2010
Isabelle Huppert, la vie pour jouer.
Su cabello rojizo, su rostro pecoso y esa expresión que parece a la vez ausente y pasional, son el sello personal de una actriz que comenzó estudiando en el Conservatorio de Arte Dramático y se puso ante las cámaras siendo muy joven. Se benefició del éxito de Los rompepelotas (Bertrand Blier, 1974) y en 1975 fue proclamada promesa del año del cine francés por El juez y el asesino (Bertrand Tavernier, 1975). Dos intervenciones en papeles dramáticos en los siguientes años la colocaron en la primera línea del cine galo. En La encajera (Claude Goretta, 1977), era una heroína trágica, atrapada entre la tradición y la modernidad. En Prostituta de día, señorita de noche (1978) inicia su prolongada y fructífera colaboración con su cómplice Claude Chabrol. Comienza la década de los 80 con Loulou de Maurice Pialat y marchándose a América para integrar el elenco de La puerta del cielo (Michael Cimino). A partir de aquí y hasta ahora, su inagotable energía le hace encadenar un proyecto tras otro sin tener casi ni un instante de descanso, demostrando a lo largo de más de 50 películas su capacidad para hacer frente a los personajes más complejos.
Ha representado la frialdad y la hipocresía de esa burguesía de provincias en la que tanto le gusta hurgar a Claude Chabrol. Pero ha estado estupenda también en la piel de mujeres trabajadoras o de heroínas de época. Quizá le falte aptitudes para la comedia, pero eso aún está por ver.
Bajo una imagen de dureza, frialdad en los gestos, mezcla de fragilidad y calculada fuerza, parece esconder tormentas interiores que ella, cual iceberg, deja aflorar superficialmente con una fina mueca, una mirada furtiva o un gesto aparentemente insignificante. Con Chabrol ha plasmado de manera magistral esa ambigüedad típica de sus personajes, prisioneros entre las apariencias y la abyección. En papeles como La ceremonia (Claude Chabrol, 1995) o La pianista (Michael Haneke, 2001), funciona a la perfección interpretando a mujeres de doble vida a las que nunca llegamos a conocer del todo. Ultimamente parece especializarse en papeles de madres fuertes, luchadoras, que se encuentran muy unidas a sus hijos, en títulos como Ma mère (Christophe Honoré, 2004), Propiedad privada (Joachim Lafosse, 2006), L'amour caché (Alessandro Capone, 2007), Home (Ursula Meier, 2008), Un barrage contre le Pacifique (Rithy Panh, 2008), White Material (Claire Denis, 2009). Lo más reciente estrenado en España es Villa Amalia su quinta película bajo la dirección de Benoit Jacquot, una cinta que ha recibido críticas dispares.
miércoles, 14 de julio de 2010
domingo, 11 de julio de 2010
La vida mancha (Enrique Urbizu, 2003).

jueves, 8 de julio de 2010
Mis 30 imprescindibles del cine japonés.
Principios de verano (Yasujiro Ozu, 1951)
Vivir (Akira Kurosawa, 1952)
Cuentos de Tokio (Yasujiro Ozu, 1953)
Cuentos de la luna pálida de agosto (Kenji Mizoguchi, 1953)
El intendente Sansho (Kenji Mizoguchi, 1954)
Los siete samurais (Akira Kurosawa, 1954)
Los amantes crucificados (Kenji Mizoguchi, 1954)
Nubes flotantes (Mikio Naruse, 1955)
El arpa birmana (Kon Ichikawa, 1956)
Buenos días (Yasujiro Ozu, 1959)
La condición humana (Masaki Kobayashi, 1959-61)
El sabor del sake (Yasujiro Ozu, 1962)
El infierno del odio (Akira Kurosawa, 1963)
Nubes dispersas (Mikio Naruse, 1967)
Dersu Uzala (Akira Kurosawa, 1975)
El imperio de los sentidos (Nagisha Oshima, 1976)
La balada de Narayama (Shohei Imamura, 1983)
Ran (Akira Kurosawa, 1985)
Lluvia negra (Shohei Imamura, 1989)
Hana-bi. Flores de fuego (Takeshi Kitano, 1997)
Gohatto (Nagisha Oshima, 1999)
El verano de Kikujiro (Takeshi Kitano, 1999)
El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001)
Shara (Naomi Kawase, 2003)
El bosque del luto (Naomi Kawase, 2007)
El ocaso del samurai (Yoji Yamada, 2002)
Nadie sabe (Hirokazu Kore-eda, 2004)
Una pareja perfecta (Nobuhiro Suwa, 2005)
Still Walking (Hirokazu Koreéda, 2008)
martes, 6 de julio de 2010
Gene Tierney, la mirada misteriosa.

Un capricho materno, en recuerdo de un tío suyo, hizo que se le bautizara con el masculino nombre de Gene un 20 de Noviembre de 1920 en Brooklyn. Se ha dicho mucho de ella que no era una gran actriz, pero sin duda se le considera uno de esos rostros a la vez hermosos y frágiles, imponentes y quebradizos, que llenaban la pantalla con su sola presencia. Sabía dar a sus directores exactamente aquello que éstos le pedían. Y así fue con realizadores de tanto calado como Henry Hatthaway, John Ford, Joseph L. Mankiewicz, Otto Preminger, Ernst Lubitsch, Fritz Lang, Josef von Sternberg, Michael Curtiz, William A. Wellman ... Su brilante filmografía le garantiza un lugar en la cumbre de las diosas de Hollywood.

Recién terminada su refinada educación en Suiza fue el director Anatole Litvak el que le sugirió ser actriz. Debuta nada menos que con Fritz Lang en La venganza de Frank James (1940) un año después de sus comienzos teatrales y en poco tiempo se convierte en una de las grandes stars de la Fox durante los cuarenta: La ruta del tabaco (John Ford, 1940), El embrujo de Shangai (Josef von Sternberg, 1941), El diablo dijo no (Ernst Lubitsch, 1943), Que el cielo la juzgue (John M. Stahl, 1945), El fantasma y la señora Muir (Joseph L. Mankiewicz, 1947), El telón de acero (William A. Wellman, 1948).

Los mitómanos la recordarán siempre por la enigmática e irreal Laura (1944) de Otto Preminger, que volvería a contar con ella en Vorágine (1949), Al borde del peligro (1949), y ya en el ocaso de su carrera en Tempestad sobre Washington (1962).
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Prematuramente retirada del cine, su última aparición sería En busca del amor (Jean Negulesco, 1964) cuando contaba sólamente 44 años de edad. De atormentada vida privada que terminó por perjudicar su carrera profesional (llegó a ser internada en instituciones de salud mental) Gene Tierney, el rostro de la misteriosa Laura, se desvaneció en este mundo (murió el 7 de Noviembre de 1991) casi con la misma sensación de etérea ingravidez que daba en sus mejores películas.
viernes, 2 de julio de 2010
Gilda, palabras como balas.
