Rossen dirige un guión ajeno, obra de Abraham L. Polonsky, con quien mantiene discrepancias por el final del film. Charlie Davis desafía al corrupto promotor y gana el combate amañado para que perdiera. Ante las amenazas de éste le responde: ¿Qué harás, matarme? Todo el mundo muere. Luego se le ve paseando con su novia por las calles del barrio en que creció. En el final proyectado por Rossen, que finalmente no se rodó, el boxeador tras ganar el combate es asesinado por los sicarios de Roberts, el mafioso promotor.
1949 El político es una profunda reflexión sobre las tentaciones fascistas que pueden florecer en el seno de una democracia (recordemos aquí las magníficas Ciudadano Bob Roberts y Bullworth, ambas realizadas curiosamente por dos actores-directores, Tim Robbins y Warren Beatty respectivamente). El guión sigue las andanzas de un político populista que se va inclinando hacia el autoritarismo y la corrupción. Más allá de ser una crítica feroz de la politica, la película es una amarga mirada sobre la mentira de la democracia.
En la ceremonia de los Oscars recibió el premio a mejor película, para Broderick Crawford el de mejor actor, y el de mejor actriz de reparto para Mercedes McCambridge.
1951 The brave bulls rodada en México estaba ambientada en el mundo de los toros y fue rodada totalmente en localizaciones reales con pequeñas cámaras de 16 mm. , potenciando el efecto realista.
1954 Mambo. La productores Carlo Ponti y Dino de Laurentis quisieron continuar con la fórmula que tanto éxito les había dado con Ana (Alberto Lattuada, 1951), y repitieron con Silvana Mangano y Vittorio Gassman, más la música de Nino Rota. Un producto, en principio, bastante alejado de las inquietudes de Rossen, pero en el que supo adaptarse para hacerlo suyo, y ahí está para confirmarlo ese rótulo de Robert Rossen's Mambo de los títulos de crédito iniciales.
1956 Alejandro Magno. Rodada en España en precarias condiciones de producción y lastrada por el recorte de aproximadamente 40 min. de metraje impuesto por la Universal para su distribución, la película es otra reflexión sobre el poder y su utilización, ahondando en una visión edípica y veladamente homosexual del personaje, y que relacionaba el poder absoluto con la locura y la corrupción.
1957 Una isla en el sol es un melodrama que flaquea principalmente por un argumento tan enrevesado como increible que el buen trabajo con el encuadre y composición en Cinemascope de Rossen no consigue levantar de la mediocridad. El director aceptó el encargo de un guión en el que no pudo modificar nada e hizo con él lo que buenamente pudo.
1959 They Came to Cordura representa el regreso de Rossen al trabajo con Columbia, el mismo estudio que 8 años antes le había cerrado las puertas y forzado el exilio. Es una de esas películas crepusculares al estilo Vidas rebeldes. Gary Cooper, con 58 años y enfermo de cáncer presentaba un aspecto envejecido. Los médicos le recomendaban no trabajar y al terminar el rodaje hubo de ser operado de urgencia. Rita Hayworth también estaba en horas bajas, su aspecto delataba los primeros estragos de la enfermedad de Alzheimer. Ambos interpretaban dos personajes que tienen mucho que ver con Rossen y su evolución. De un lado Rita Hayworth, traidora a los EE.UU., colaboradora con el enemigo, México. Por otro Gary Cooper como un oficial al que desprecian sus hombres por un acto de cobardía en el pasado. Al estudio no le gustó el tono político del film y alteró el montaje planeado por Rossen. El público también dió la espalda a la película.
1961 El buscavidas empieza describiendo el modo de ganarse la vida de Eddie (Paul Newman) engañando a incautos en una sórdida sala de billares de una ciudad cualquiera, filmado con un acertado tono realista. A continuación hay una larga y muy desarrollada escena con el enfrentamiento entre Eddie y el Gordo de Minnesotta (Jackie Gleason). Eddie está obsesionado en ganarle. El segundo enfrentamiento, en el que Eddie vence, es mostrado de manera rápida, elíptica. Rossen articula la película sobre esos dos enfrentamientos.
Hay un gran personaje femenino, Sarah (Piper Laurie), una mujer solitaria y alcohólica que ve en Eddie su última oportunidad. Eddie y Sarah viven juntos un proceso de degradación que termina con el suicidio de ella en el baño de un lujoso hotel. Entre pensiones, salas de espera de estaciones de autobuses, impersonales apartamentos, discurre esta relación que como dice Sarah parecen haber firmado un contrato de mutua tristeza.
Eddie es un ganador pero con alma de perdedor, no es más que una marioneta sometida por quienes manipulan su incontenible genio y su confusa ambición.La amarga fábula de El buscavidas no puede tener un final feliz. Las miradas compasivas de El Gordo después de ser finalmente vencido sugieren todo el patetismo de esta fútil victoria. Eddie cree recobrar su dignidad, pero ¿a qué precio?. En el último plano la cámara filma los billares rastreando toda la carga de cansancio vital y humillación que representan. Por fin Robert Rossen firma esa gran película que se le había resistido desde sus inicios. Y todavía faltaba Lilith.
1964 Lilith vuelve a ser una mirada dolorosa a las miserias morales de la sociedad, esta vez acentuando un profundo lirismo. No hay nada que Lilith (Jean Seberg) no pueda crear para mantenerse a sí misma en su propio mundo -música, ropas, lenguaje, pintura- y una moralidad más cercana a la pureza de lo que nunca se haya concebido. Una moralidad que sostiene que el amor, es la alegría, y debe ser ilimitado (declaraciones de Rossen sobre su personaje). Vincent parece querer huir del mundo de locos de la realidad cotidiana y, contradictoriamente, refugiarse en el entorno controlado, desde su puesto de cuidador, del sanatorio mental. Así, el film se plantea como el encuentro de un personaje esencialmente creador, pero aislado por la sociedad (Lilith), con otro fundamentalmente destructivo (Vincent), pero integrado en un mundo que él siente como inhóspito y vacio. Vincent acabará siendo víctima de sus propias tendencias destructivas, y en una desgarradora última secuencia le veremos caminar apresurado por los jardines del centro hasta llegar junto a Bea, la directora, y lanzar un desesperado: "Help me", que cierra la película y la filmografía de Robert Rossen de manera antológica.
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