- Maureen O'Hara: ¡Es un sinvergüenza! ¡Quién se ha creido que es para besarme así!
- John Wayne: Vaya, sabe hablar.
- Maureen O'Hara: ¡Solo que hablo cuando quiero! ¡Le drá algo más que conversación si da un paso hacia mí!
- John Wayne: Tranquila, sacude muy fuerte.
- Maureen O'Hara: Supongo que lo superará.
- John Wayne: Hay cosas que un hombre no supera fácilmente.
- Maureen O'Hara: ¿Qué, por ejemplo?
- John Wayne: La aparición de una chica que avanza a través de los campos con el sol en sus cabellos, o arrodillada en una iglesia con el rostro de santa.
jueves, 9 de junio de 2011
El amor en Innisfree.
sábado, 4 de junio de 2011
La música del azar: Alela Diane.
Con su tercer disco recién publicado, la californiana Alela Diane se confirma como una de las voces más interesantes del nuevo folk norteamericano. Alérgica a cualquier tipo de electrificación, la cantautora desgrana historias intimistas basadas en sus propias relaciones o en su familia. Su preciosa voz, arropada por sutiles arreglos acústicos, sobrevuela un universo de emociones contenidas, en el que se van sumando, canción a canción, banjos, pedal steel, dobros, mandolinas, o algún violín.
Alela Diane. Menos es más.
martes, 31 de mayo de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
Tú y yo y todos los demás (Miranda July, 2005)
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Película revelación en Sundance hace unos años (Gran Premio especial del Jurado), se trata de una obra muy original que desde los parámetros del más libérrimo espíritu indie se adentra en los terrenos de la trillada comedia romántica con una mirada extravagante y muy personal.
Miranda July, su polifacética autora -escribe, dirige y protagoniza- es una videoartista y performer, que también ha producido programas radiofónicos, publica relatos breves y ha dirigido videos musicales. Sus cortometrajes e instalaciones sonoras se han proyectado en los espacios más importantes, entre ellos, el Guggenheim Museum, el MOMA de Nueva York y el Institute of Contemporary Arts de Londres.
Christine (la propia July) es una aspirante a artista multimedia que se gana la vida haciendo de taxista y acompañante de personas mayores. Richard (John Hawkwes, un actor que estaba excelente en la reciente Winter's Bones) trabaja de dependiente en una tienda de zapatos, es un recién divorciado padre de dos hijos de peculiares comportamientos: el pequeño Robby vive un tórrido affaire a través de internet y el mayor se convierte, sin proponérselo, en conejillo de indias sexual de unas vecinitas salidísimas.
Sobre el fondo de un Los Angeles aséptico y desangelado, con sus bloques de apartamentos apiñados como cajas de zapatos y sus calles solitarias,las imágenes de Miranda July nos desvelan con soterrado sentido del humor y ternura hacia sus personajes, los sueños, anhelos e insatisfacciones en una pequeña comunidad. el resultado es una comedia extraña, marciana, en la onda de Punch Drunk Love de Paul-Thomas Anderson. Personajes ensimismados, frágiles, presos de un autismo emocional propio de un Kaurismaki trasladado a la soleada California. Está el film de July traspasado por una pátina de dulce melancolía, en un mundo en el que la alienación y el aislamiento dificultan las relaciones entre las personas.
Al final, la única salida está en aceptarse a uno mismo en su propia individualidad, con su particular extrañeza, sí, somos raros, lo sabemos y lo aceptamos. Pero, es que este mundo ¡es tan extraño!. Y Tú y yo y todos los demás asume su condición de rareza, se acepta distinta y torpe también, a la hora de romper el hielo de la incomunicación ante su posible espectador. Los tiempos de Antonioni quedaron atrás. Todos somos un poco freakies.
.Miranda July, su polifacética autora -escribe, dirige y protagoniza- es una videoartista y performer, que también ha producido programas radiofónicos, publica relatos breves y ha dirigido videos musicales. Sus cortometrajes e instalaciones sonoras se han proyectado en los espacios más importantes, entre ellos, el Guggenheim Museum, el MOMA de Nueva York y el Institute of Contemporary Arts de Londres.
Christine (la propia July) es una aspirante a artista multimedia que se gana la vida haciendo de taxista y acompañante de personas mayores. Richard (John Hawkwes, un actor que estaba excelente en la reciente Winter's Bones) trabaja de dependiente en una tienda de zapatos, es un recién divorciado padre de dos hijos de peculiares comportamientos: el pequeño Robby vive un tórrido affaire a través de internet y el mayor se convierte, sin proponérselo, en conejillo de indias sexual de unas vecinitas salidísimas.
Sobre el fondo de un Los Angeles aséptico y desangelado, con sus bloques de apartamentos apiñados como cajas de zapatos y sus calles solitarias,las imágenes de Miranda July nos desvelan con soterrado sentido del humor y ternura hacia sus personajes, los sueños, anhelos e insatisfacciones en una pequeña comunidad. el resultado es una comedia extraña, marciana, en la onda de Punch Drunk Love de Paul-Thomas Anderson. Personajes ensimismados, frágiles, presos de un autismo emocional propio de un Kaurismaki trasladado a la soleada California. Está el film de July traspasado por una pátina de dulce melancolía, en un mundo en el que la alienación y el aislamiento dificultan las relaciones entre las personas.
Al final, la única salida está en aceptarse a uno mismo en su propia individualidad, con su particular extrañeza, sí, somos raros, lo sabemos y lo aceptamos. Pero, es que este mundo ¡es tan extraño!. Y Tú y yo y todos los demás asume su condición de rareza, se acepta distinta y torpe también, a la hora de romper el hielo de la incomunicación ante su posible espectador. Los tiempos de Antonioni quedaron atrás. Todos somos un poco freakies.
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miércoles, 25 de mayo de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
La mujer pantera (Jacques Tourneur, 1942).
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En 1942, en plena Guerra Mundial, la RKO buscaba la manera da hacer frente a las películas de terror de la Universal (Drácula, Frankenstein, El hombre lobo, La momia...) que tanto éxito estaban cosechando. Para ello se contactó con Val Lewton, un productor de origen ucraniano, al que el estudio impuso para su primer proyecto un título. Nada más que eso. La película se debería llamar La mujer pantera. Lewton pensó, para dirigirla, en Jacques Tourneur, un director novel con el que había trabajado en Historia de dos ciudades . Los dos, junto al guionista De Witt Bodeen escribieron una misteriosa historia sobre una mujer de origen serbio afectada por una leyenda ancestral. El film sirvió como modelo para la serie de películas de terror producidas por la RKO después de ella. Decía Lewton al respecto: "Nuestra fórmula es bien sencilla: Una historia de amor, tres escenas de terror, más sugerido que mostrado, y una solo de auténtica violencia. Fundido en negro. Todo ello en menos de 70 minutos." La mujer pantera es eso, y mucho más. Tiene de Lewton, la concepción del terror como una inquietud, algo más psicológico que físico, y de Tourneur la idea de introducir la historia en un entorno reconocible y cotidiano. En contraposición al cine de terror de la Universal, aquí no aparecen monstruos o seres malignos, es lo fantástico lo que irrumpe en lo cotidiano da manera natural. Es un cine de la sugerencia, de la ambigüedad.
En un zoológico, Oliver (Kent Smith) conoce a Irena (Simone Simon), una mujer serbia que trabaja en Nueva York como diseñadora de modas. Se enamoran y se casan. En la noche de bodas, Irena se niega a hacer el amor con el marido y se encierra en la habitación. A partir de este inicio, Tourneur teje una historia repleta de ambigüedades, de distintas interpretaciones, acudiendo a las elipsis, la utilización de la luz y las sombras, la omisión de la figura física de la pantera para hacerla más amenazante, y el sonido como elemento crucial en la acción. El director, en los apenas 70 minutos correspondientes, se muestra como el perfecto artesano, capaz de hacer suyos los argumentos más descabellados y dotarlos de aliento poético. A ello contribuye la labor de Nicholas Musuraca en la dirección de fotografía, un operador que volvería a hacer maravillas con las luces, las sombras, los claroscuros, en otro film de Tourneur, Retorno al pasado, una obra maestra del cine negro.
Como ejemplo de la forma de actuar de Lewton y Tourneur, tomemos la escena en la que Alice (Jane Randolph), la rival de Irena por las atenciones que presta a su marido se siente amenazada en una piscina subterránea por algo misterioso e incorpóreo y permanece en el agua, presa del pánico, incapaz de salir. El terror se sugiere a través de la utilización del sonido, de los contraluces reflejándose en las paredes de la piscina, las sombras inquietantes que podrían ser solo producto de una mujer asustada. Poco antes, en otra secuencia, vemos a Alice caminando sola, de noche por una calle junto a Central Park. La mancha de luz de cada farola se convierte en un oasis de seguridad para ella, rodeada de amenazantes oscuridades. Sus vacilantes pasos se acompañan de sonidos que podrían proceder de los pasos de un gran felino, pero que parecen surgir de las ramas mecidas por el viento.
La mujer pantera fue concebida como unproducto de serie B con unpresupuesto que daba para pocas alegrías.Tourneur era un cineasta capaz de moverse con solvencia en estas circunstancias y aprovecharlas en beneficio artístico del film. A los directivos de la RKO no les gustó cuando vieron la copia de la película finalizada. Tentados estuvieron de dejarla para el fin de los días en un estante del estudio pero había que rellenar huecos, y para su asombro, la película fue un éxito. Costó unos 134.000 dólares y recaudó más de 4 millones. Es por ello que el tándem Lewton-Tourneur podría rodar después Yo anduve con un zombie y The Leopard Man.
En un zoológico, Oliver (Kent Smith) conoce a Irena (Simone Simon), una mujer serbia que trabaja en Nueva York como diseñadora de modas. Se enamoran y se casan. En la noche de bodas, Irena se niega a hacer el amor con el marido y se encierra en la habitación. A partir de este inicio, Tourneur teje una historia repleta de ambigüedades, de distintas interpretaciones, acudiendo a las elipsis, la utilización de la luz y las sombras, la omisión de la figura física de la pantera para hacerla más amenazante, y el sonido como elemento crucial en la acción. El director, en los apenas 70 minutos correspondientes, se muestra como el perfecto artesano, capaz de hacer suyos los argumentos más descabellados y dotarlos de aliento poético. A ello contribuye la labor de Nicholas Musuraca en la dirección de fotografía, un operador que volvería a hacer maravillas con las luces, las sombras, los claroscuros, en otro film de Tourneur, Retorno al pasado, una obra maestra del cine negro.
Como ejemplo de la forma de actuar de Lewton y Tourneur, tomemos la escena en la que Alice (Jane Randolph), la rival de Irena por las atenciones que presta a su marido se siente amenazada en una piscina subterránea por algo misterioso e incorpóreo y permanece en el agua, presa del pánico, incapaz de salir. El terror se sugiere a través de la utilización del sonido, de los contraluces reflejándose en las paredes de la piscina, las sombras inquietantes que podrían ser solo producto de una mujer asustada. Poco antes, en otra secuencia, vemos a Alice caminando sola, de noche por una calle junto a Central Park. La mancha de luz de cada farola se convierte en un oasis de seguridad para ella, rodeada de amenazantes oscuridades. Sus vacilantes pasos se acompañan de sonidos que podrían proceder de los pasos de un gran felino, pero que parecen surgir de las ramas mecidas por el viento.
La mujer pantera fue concebida como unproducto de serie B con unpresupuesto que daba para pocas alegrías.Tourneur era un cineasta capaz de moverse con solvencia en estas circunstancias y aprovecharlas en beneficio artístico del film. A los directivos de la RKO no les gustó cuando vieron la copia de la película finalizada. Tentados estuvieron de dejarla para el fin de los días en un estante del estudio pero había que rellenar huecos, y para su asombro, la película fue un éxito. Costó unos 134.000 dólares y recaudó más de 4 millones. Es por ello que el tándem Lewton-Tourneur podría rodar después Yo anduve con un zombie y The Leopard Man.
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miércoles, 18 de mayo de 2011
El manantial (King Vidor, 1949)
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En 1948 King Vidor comienza a filmar la primera de las 3 películas que rodaría consecutivamente para la Warner Bros. Basada en una novela de Ayn Rand que se inspiró en la vida y obra de Frank Lloyd Wright, uno de los grandes precursores de la arquitectura moderna.
Gary Cooper encarna a un arquitecto que lucha contra viento y marea por sus ideales estéticos y morales rechazando modas y sin buscar el éxito a cualquer precio como sus colegas. Frente al academicismo imperante aclamado por la masas, él apuesta por una arquitectura moderna y original. Por ello será capaz de rechazar encargos, de trabajar como peón en una cantera, de renunciar a la mujer que ama, e incluso, de volar un edificio suyo en el que se han llevado a cabo cambios que él mismo ha desautorizado.
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En 1948 King Vidor comienza a filmar la primera de las 3 películas que rodaría consecutivamente para la Warner Bros. Basada en una novela de Ayn Rand que se inspiró en la vida y obra de Frank Lloyd Wright, uno de los grandes precursores de la arquitectura moderna.
Gary Cooper encarna a un arquitecto que lucha contra viento y marea por sus ideales estéticos y morales rechazando modas y sin buscar el éxito a cualquer precio como sus colegas. Frente al academicismo imperante aclamado por la masas, él apuesta por una arquitectura moderna y original. Por ello será capaz de rechazar encargos, de trabajar como peón en una cantera, de renunciar a la mujer que ama, e incluso, de volar un edificio suyo en el que se han llevado a cabo cambios que él mismo ha desautorizado.
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Kent Smith: Odio verte reducido a esto, ¿recuerdas cómo empezamos? míranos ahora ¿no has soportado lo suficiente?
Gary Cooper: ¿Por qué has venido?
Kent Smith: Porque somos viejos amigos y odio verte vencido.
Gary Cooper: No lo estoy.
Kent Smith: De nada te sirve fingir ahora, hace un año que no tienes clientes.
Gary Cooper: Te equivocas, hace año y medio.
Kent Smith: Te quedarán unos 200 dólares, y es el final.
Gary Cooper: Me quedan 14 dólares y 57 centavos.
Kent Smith: ¿Y esas cuentas? ¿Son de la luz sin pagar?
Gary Cooper: Un aviso de desconexión, y en el cajón hay otro aviso de desalojo.
Kent Smith: ¿Qué harás?
Gary Cooper: Eso es asunto mío, no tuyo.
Kent Smith: No protestes, Howard. Toma. Me lo puedes devolver cuando quieras. Lo necesitas.
Gary Cooper: Gracias Peter, no lo necesito.
Kent Smith: Pero quiero ayudarte.
Gary Cooper: Yo no doy ni pido ayuda.
Kent Smith: ¿Por qué no la dejas?
Gary Cooper: ¿Qué?
Kent Smith: La postura. O los ideales, si quieres. No puedes estar solo. Ríndete. Aprende a llevarte bien con la gente. Diseña el tipo de edificios que todos diseñan y gustan a la mayoria. Serás rico, y famoso. Serás admirado. Serás uno de nosotros.

Patricia Neal: Roark, eres lo que siempre he querido. Y por eso esperaba no conocer a nadie como tú. Y ahora prefiero no hacerlo para no verte destruido por un mundo contra el que no podrás.
Gary Cooper: ¿Por qué tienes miedo?
Patricia Neal: Sé lo que te harán. Eres el genio que hizo la Casa Enright, pero trabajabas como un reo en una cantera.
Gary Cooper: Lo decidí yo.
Patricia Neal: ¿Por qué?
Gary Cooper: ¿No sabes por qué?
Patricia Neal: Sí, porque no transiges. Pero te aplastarán. Solo podrás esperar una cantera.
Gary Cooper: Salí de la cantera.
Patricia Neal: ¿Sí? ¿Crees que la Casa Enright es el comienzo? Es la sentencia de muerte. ¿Tienes algún otro cliente?
Gary Cooper: No.
Patricia Neal: No lo tendrás. Te odian por por la grandeza de tu logro, te odian por tu integridad, porque saben que no pueden corromperte ni comprarte. No te dejarán sobrevivir, Roark, te destruirán.
Kent Smith: Odio verte reducido a esto, ¿recuerdas cómo empezamos? míranos ahora ¿no has soportado lo suficiente?
Gary Cooper: ¿Por qué has venido?
Kent Smith: Porque somos viejos amigos y odio verte vencido.
Gary Cooper: No lo estoy.
Kent Smith: De nada te sirve fingir ahora, hace un año que no tienes clientes.
Gary Cooper: Te equivocas, hace año y medio.
Kent Smith: Te quedarán unos 200 dólares, y es el final.
Gary Cooper: Me quedan 14 dólares y 57 centavos.
Kent Smith: ¿Y esas cuentas? ¿Son de la luz sin pagar?
Gary Cooper: Un aviso de desconexión, y en el cajón hay otro aviso de desalojo.
Kent Smith: ¿Qué harás?
Gary Cooper: Eso es asunto mío, no tuyo.
Kent Smith: No protestes, Howard. Toma. Me lo puedes devolver cuando quieras. Lo necesitas.
Gary Cooper: Gracias Peter, no lo necesito.
Kent Smith: Pero quiero ayudarte.
Gary Cooper: Yo no doy ni pido ayuda.
Kent Smith: ¿Por qué no la dejas?
Gary Cooper: ¿Qué?
Kent Smith: La postura. O los ideales, si quieres. No puedes estar solo. Ríndete. Aprende a llevarte bien con la gente. Diseña el tipo de edificios que todos diseñan y gustan a la mayoria. Serás rico, y famoso. Serás admirado. Serás uno de nosotros.

Patricia Neal: Roark, eres lo que siempre he querido. Y por eso esperaba no conocer a nadie como tú. Y ahora prefiero no hacerlo para no verte destruido por un mundo contra el que no podrás.
Gary Cooper: ¿Por qué tienes miedo?
Patricia Neal: Sé lo que te harán. Eres el genio que hizo la Casa Enright, pero trabajabas como un reo en una cantera.
Gary Cooper: Lo decidí yo.
Patricia Neal: ¿Por qué?
Gary Cooper: ¿No sabes por qué?
Patricia Neal: Sí, porque no transiges. Pero te aplastarán. Solo podrás esperar una cantera.
Gary Cooper: Salí de la cantera.
Patricia Neal: ¿Sí? ¿Crees que la Casa Enright es el comienzo? Es la sentencia de muerte. ¿Tienes algún otro cliente?
Gary Cooper: No.
Patricia Neal: No lo tendrás. Te odian por por la grandeza de tu logro, te odian por tu integridad, porque saben que no pueden corromperte ni comprarte. No te dejarán sobrevivir, Roark, te destruirán.
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Robert Douglas: Hola, Señor Roark, esperaba encontrarlo así algún día, solo. ¿Le importaría hablar conmigo?
Gary Cooper: ¿Sobre qué?
Robert Douglas: Ahí hay un edificio que debió haber sido suyo. Le niegan todos los edificios y se los dan a esos estúpidos. Recorre las calles mientras ellos hacen los trabajos que usted ama. Esta ciudad está cerrada para usted. Y yo fui el que lo hizo ¿no quiere saber el motivo?
Gary Cooper: No.
Robert Douglas: Estoy luchando contra usted y lo haré de todas las maneras posibles.
Gary Cooper: Es libre de hacer lo que quiera.
Robert Douglas: Señor Roark, estamos a solas ¿por qué no me dice lo que piensa de mí?
Gary Cooper: Yo no pienso en usted.
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Gary Cooper: ¿Sobre qué?
Robert Douglas: Ahí hay un edificio que debió haber sido suyo. Le niegan todos los edificios y se los dan a esos estúpidos. Recorre las calles mientras ellos hacen los trabajos que usted ama. Esta ciudad está cerrada para usted. Y yo fui el que lo hizo ¿no quiere saber el motivo?
Gary Cooper: No.
Robert Douglas: Estoy luchando contra usted y lo haré de todas las maneras posibles.
Gary Cooper: Es libre de hacer lo que quiera.
Robert Douglas: Señor Roark, estamos a solas ¿por qué no me dice lo que piensa de mí?
Gary Cooper: Yo no pienso en usted.
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