Robert Ryan nunca tuvo en Hollywood el status de estrella. Era lo que ellos llamaban un actor de carácter, un tipo eficiente, válido, con el que se podía contar para todo tipo de proyectos. Pero más allá de ese reduccionismo, Robert Ryan era un actor de talento, un hombre de imponente físico, 1'92 de estatura, con el desengaño marcado en los surcos de su rostro. Un rostro poco expresivo, de rasgos duros, que en muchas ocasiones ocultaba bajo esa capa de dureza una personalidad vulnerable repleta de inseguridades. Todo esto le vino como un guante para ponerse en la piel de algunos de los tipos duros que se pasearon por las historias del Hollywood de posguerra. Eran seres amargados por hechos del pasado, incapaces de confiar en el género humano: como el policía violento de On Dangerous Ground (Nicholas Ray, 1951) o el bebedor solitario de Class by Night (Fritz Lang, 1951). Paseó su rostro y su figura cansada por el noir, el cine bélico y el western y tambien en menor medida el melodrama (reseñable Caught de Max Ophuls). Estuvo memorable en una de las mejores muestras de cine bélico de Hollywood, La colina de los diablos de acero de Anthony Mann. Durante la última época de su carrera se especializaría en films de guerra como El día más largo (1962), Doce del patíbulo (1967) o La batalla de Anzio (1968). Con Anthony Mann trabajó en uno de sus mejores westerns, Colorado Jim (1953), en el papel del villano que James Stewart debe entregar a la justicia. Posteriormente cuando el western clásico ya había dejado de existir, rodó el magnífico neowestern de corte político Los profesionales (Richard Brooks, 1966) y el violentísimo Grupo salvaje de Sam Peckimpah en 1969.
Robert Ryan entró en el cine en 1940 cuando ya había cumplido los treinta años. Había sido campeón de boxeo en la Universidad y estuvo en los Marines en Segunda Guerra Mundial. Su primer papel importante fue en Encrucijada de odios (1947) a las órdenes de Edward Dmytrik, director también de su película de debut, en el papel de un ex-soldado furiosamente antisemita por el que sería nominado al mejor actor secundario. 1973 sería el año de su retirada del cine, también el año de su muerte.
1 comentario:
Es curioso. Le he visto tantas veces hacer de "malo" (en la de Ophuls estaba magnífico, por cierto) que me sorprendió mucho leer que en su vida privada era un hombre estupendo, bastante liberal y que apoyaba bastantes causas dignas de consideración, por lo visto. No me extraña que años después Ford recordara una sugerencia de un colaborador y dijera: "Sí, Ryan podía haber sido un buen hombre tranquilo". Pero claro, Wayne es ahora el inolvidable. Aunque Ryan tiene unas cuantas pelis magníficas (la de Las colinas, que mencionas, es una de ellas y Colorado Jim también, pero ahí vuelve a hacer de "malo").
De todas formas en Los profesionales está muy bien, y como secundario en Grupo Salvaje también (pero claro, en esa película brillan sobretodo Holden, Borgnine y ya en menor medida el resto del grupo). Un saludo.
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